AVISO por el que se informa al público en general que la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas ha concluido la elaboración del Programa de Manejo de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, ubicada en los municipios de Angel R. Cabada, Catemaco, Mecayapan, Pajapan, San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Soteapan y Tatahuicapan de Juárez, en el Estado de Veracruz (Continúa en la Cuarta Sección)Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados Unidos Mexicanos.- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. JUAN RAFAEL ELVIRA QUESADA, Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 32 bis fracción VII de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; 66, último párrafo, de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente; 76 de su Reglamento en Materia de Areas Naturales Protegidas y 4 y 5, fracciones I y XXV, del Reglamento Interior de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, he tenido a bien expedir el siguiente: AVISO Se informa al público en general, que la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas ha concluido la elaboración del Programa de Manejo de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, ubicada en los municipios de Angel R. Cabada, Catemaco, Mecayapan, Pajapan, San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Soteapan y Tatahuicapan de Juárez, en el Estado de Veracruz, creada mediante decreto presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de noviembre de 1998, cuyo Programa se anexa al presente para entrar en vigor al día siguiente al de su publicación. Dicho Programa de Manejo se encuentra a disposición para su consulta en las oficinas de la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas, ubicadas en Camino al Ajusco número 200, 3er. piso, colonia Jardines en la Montaña, Delegación Tlalpan, código postal 14210, en la Ciudad de México, Distrito Federal, en las oficinas de la Dirección Regional Planicie Costera y Golfo de México, ubicadas en calle General Sostenes Roche número 9, esquina Calle Felipe Angeles, colonia Tamborrel, código postal 91050, Xalapa de Enríquez, Veracruz, y en las oficinas de la Delegación Federal de la propia Secretaría en el Estado de Veracruz, ubicadas en avenida Lázaro Cárdenas número 1500, esquina Avenida Central, colonia Ferrocarrilera, código postal 91180, Xalapa de Enríquez, Veracruz. México, Distrito Federal, a los veinte días del mes de noviembre de dos mil nueve.- El Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quesada.- Rúbrica. ANEXO PROGRAMA DE CONSERVACION Y MANEJO DE LA RESERVA DE LA BIOSFERA LOS TUXTLAS 1. INTRODUCCION En México las áreas naturales protegidas representan una estrategia para la conservación de la biodiversidad y de los bienes y servicios ecológicos. Constituyen la posibilidad de reconciliar la integridad de los ecosistemas que no reconocen fronteras político-administrativas, con instituciones y mecanismos de manejo fundamentados en nuestra legislación. Son en cierta forma, unidades productivas estratégicas, generadoras de una corriente vital de beneficios sociales y patrimoniales que deben ser reconocidos y valorizados en su justa dimensión. La Región de Los Tuxtlas, ubicada en la parte centro sur del Estado de Veracruz, ha sido considerada como zona importante para la investigación y la conservación, por sus características de alta complejidad ecológica, geológica y de actividad humana, motivo por el cual en diferentes décadas del siglo pasado, se emitieron decretos presidenciales con el objeto de proteger y conservar los ecosistemas contenidos en ella, hasta que finalmente en el año de 1998, se estableció la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas en una superficie total de 155,122-46-90 ha, abarcando parte de ocho municipios. En México y en particular, en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, la selva húmeda neotropical alcanza el límite norte de su distribución geográfica, siendo una de las zonas en el país que cuenta con la mayor cantidad de estudios de su dinámica ecológica. La Reserva se caracteriza entre otras cosas por: (1) la notable diversidad de especies de plantas y animales y (2) representa el límite boreal extremo de la selva tropical en el continente americano (Dirzo, et al., 1992) que la convierten en una zona de importancia global para la conservación. Sin embargo, esto la hace igualmente una zona fuertemente amenazada por: a) crecimiento demográfico; b) ganaderización; c) extracción ilegal de especies florísticas y faunísticas; d) deforestación, entre otras. El Programa de Conservación y Manejo para la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas surge de la necesidad de contar con un instrumento rector de planeación y regulación, que promueva la participación de los actores involucrados y que establezca las líneas generales de acción para el manejo y administración del área natural protegida, y que permita además, lograr la conservación de la diversidad biológica y el equilibrio de las eco-regiones existentes y el desarrollo sustentable del área. La política de conservación para las áreas naturales protegidas está enfocada al desarrollo sustentable, por lo que este Programa de Conservación y Manejo (PCM) será el documento que permitirá hacer operativas las diferentes propuestas de manejo en la Reserva, conciliando la conservación de los recursos naturales con el aprovechamiento sustentable de los mismos. Lo anterior bajo un marco jurídico actual en el cual se definan las reglas de carácter administrativo a que se sujetarán las actividades que se desarrollen en el área natural protegida. El Programa de Conservación y Manejo está dividido en 10 apartados, que contienen la introducción, antecedentes y justificación, mencionando los logros, alcances, los anteriores esfuerzos de protección del área y las características importantes que la justifican como ANP; los objetivos de la Reserva, en congruencia con su Decreto de Creación. Asimismo se describe la contribución del presente Programa a la misión y visión de la CONANP en el contexto del Programa 2000 2006. La descripción o caracterización del ANP, en el que se mencionan los aspectos ambientales, sociales y culturales relevantes que la identifican y distinguen, y en el diagnóstico y la problemática se identifican y analizan los procesos naturales y humanos que determinan las condiciones actuales y se jerarquizan los impactos presentes en el área. Los subprogramas, denominados de protección, manejo, restauración, conocimiento, cultura y gestión, contribuyen al manejo de la Reserva, abordando y respondiendo a la problemática definida, plantean objetivos y mencionan las estrategias a seguir, y a su vez, están integrados en componentes que incluyen las actividades y acciones a realizar para cumplir con las metas y resultados esperados, en los diferentes plazos. En el ordenamiento ecológico y la zonificación se especifican las áreas definidas en función de la vocación natural del suelo, de uso actual y potencial, acorde con sus propósitos de conservación, mencionando el manejo diferenciado en cada una de las subzonas, los lineamientos a seguir y las actividades permitidas y prohibidas. Las Reglas Administrativas representan la normatividad a la que se sujetarán las actividades que se desarrollen en la Reserva y se mencionan las disposiciones legales aplicables. Asimismo, se encuentra la planeación del programa operativo anual y la evaluación de efectividad, en donde se proponen mecanismos de validación consenso-ajuste adecuación del Programa de Conservación y Manejo y mecanismos de control y evaluación de su instrumentación y para el cumplimiento de metas y objetivos. Finalmente, se presenta la bibliografía y los anexos que comprenden los listados florístico, faunístico y la cartografía, a los que, durante todo el documento, se referirán de acuerdo al número que lo identifique. De este modo, este documento permitirá establecer cómo se organizará la administración del área y los mecanismos de participación de los individuos y comunidades asentadas en la misma, así como de todas aquellas personas, grupos y organizaciones sociales interesadas en su protección y aprovechamiento sustentable, y en el que se plasmará la zonificación y subzonificación para la adecuada administración y operación de la Reserva de la Biosfera. Se pretende contar con acciones tendientes a alcanzar los objetivos planteados como área natural protegida, acordes con el contexto regional, estatal y nacional y con una amplia participación de ejidos, comunidades, organizaciones sociales y civiles, instituciones de los tres niveles de gobierno, centros e institutos de investigación y educación, y público en general interesado. En el documento se hace referencia a la Región Los Tuxtlas, considerando siete municipios: Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla, Catemaco, Soteapan, Mecayapan, Tatahuicapan de Juárez y Pajapan, sin embargo, los municipios en los que se asienta la Reserva son ocho, incluyendo además de los anteriores a Angel R. Cabada, el cual tiene influencia en varios aspectos sociodemográficos y de uso y manejo de recursos naturales. Por el contexto y dinámica socioeconómica prevaleciente, para el análisis de ciertos aspectos comparativos en particular, se considera además al Municipio de Hueyapan de Ocampo. La Subregión San Martín Tuxtla incluye los municipios de Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla y Catemaco; la Subregión Santa Marta considera los municipios de Soteapan, Mecayapan, Tatahuicapan de Juárez y Pajapan; lo anterior con el objetivo de particularizar en aspectos que generan mayor influencia sobre la Reserva. Igualmente, se hace referencia a datos únicamente de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas. 1.1. Antecedentes En la Región de Los Tuxtlas se han llevado a cabo diferentes iniciativas de conservación y desarrollo, tanto por parte de instituciones de gobierno federal, estatal y municipal, como académicas y de la sociedad civil. Muchas de estas iniciativas tuvieron objetivos comunes pero, desafortunadamente no existió un mecanismo de coordinación permanente que potenciara los resultados de estas acciones. Los primeros intentos de protección en la región se remontan al 6 de enero de 1937, cuando se publica en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se establece la Zona Protectora Forestal Veda de la Cuenca Hidrográfica del Lago de Catemaco, con el objeto de frenar el proceso de deforestación en la región y el cambio de uso del suelo, abarcando una superficie de 28,500 ha. El Decreto fue firmado el 16 de diciembre de 1936 y sigue vigente. Posteriormente, en 1967 se fundó la Estación de Biología Tropical "Los Tuxtlas", con una superficie de 700 ha (actualmente 640 ha), con el objeto de fomentar la investigación y la protección de la selva. La institución responsable de dichos terrenos es el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México. El 28 de febrero de 1979 por decreto presidencial, se establece como Zona Protectora Forestal y Refugio Faunístico, la región conocida como Volcán de San Martín con una superficie de 5,533 ha, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de marzo de 1979, con objeto de detener los elevados procesos de deforestación y saqueo de recursos naturales. Por decreto presidencial, el 18 de abril de 1980 se instaura como Zona de Protección Forestal y Refugio de la Fauna Silvestre, la región conocida como Sierra de Santa Marta conformada por 83,000 ha, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 28 de abril de 1980, con objeto de detener los procesos de deforestación y saqueo de recursos naturales. En 1989, la Universidad Veracruzana adquiere una superficie de 220 ha donde establece el Parque de la Flora y la Fauna Silvestre Tropical "Pipiapan", un centro dedicado también a la investigación de los ecosistemas tropicales. En 1991 el Grupo Veracruzano de Rescate Ecológico, A.C. adquirió 300 ha de selva en la Sierra de Santa Marta, en las inmediaciones de la zona conocida como El Bastonal, con fines de conservación; posteriormente estos terrenos fueron expropiados para destinarlos al mismo propósito. Entre 1990 y 1995 se crearon los parques ecológicos Nanciyaga y La Jungla, propiedades particulares abiertas al público con fines recreativos y ecoturísticos, que en conjunto suman 40 ha y son los últimos remanentes de selva sobre la orilla del Lago de Catemaco. El 19 de noviembre de 1998 por Decreto del gobernador constitucional del Estado de Veracruz, Lic. Patricio Chirinos Calero, se expropian 6,318 ha de terrenos de pequeña propiedad ubicados en la Sierra de Santa Marta, para ser destinados a la conservación (publicado en la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Veracruz el 21 de noviembre de 1998). Por decretos presidenciales firmados el 13 de noviembre de 1998 y publicados en el Diario Oficial de la Federación el 23 de noviembre de 1998, se expropian 9,366 ha de terrenos ejidales ubicados en la Sierra de Santa Marta, para destinarlos a la preservación, conservación y restauración del equilibrio ecológico. Finalmente, tras tres décadas en la generación de conocimientos sobre las selvas tropicales y de la dinámica de la región y la lucha por conservar los remanentes de selvas y los recursos naturales existentes, el 13 de noviembre de 1998, por Decreto se declara la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de noviembre de 1998, recategorizando dos ANP's existentes, uniéndolas en una sola poligonal. 1.2. Justificación La Región de Los Tuxtlas alberga una enorme biodiversidad, debida a su posición geográfica en medio de la planicie costera y su cercanía al mar; a la amplitud de su gradiente altitudinal; a la configuración del terreno, y a la posición con respecto a los vientos húmedos provenientes del Golfo de México, lo que le confiere una gran variedad de suelos y de condiciones microclimáticas favorables a la diversidad de hábitats y especies. Biogeográficamente, se caracteriza por la presencia de taxa de afinidad austral, boreal y de endemismos, con un porcentaje importante de flora originaria de Centro y Sudamérica y cuya distribución parece haber desempeñado un papel preponderante en los procesos de especiación presentes en la región. La estructura topográfica, hidrográfica y biológica de la Región de Los Tuxtlas ha conformado tres espacios microrregionales: el Volcán de San Martín Tuxtla, la Sierra de Santa Marta y el Lago de Catemaco. Cada uno de ellos con sus propias dinámicas étnicas, sociales, económicas y políticas; en estos espacios pueden apreciarse distintos procesos de aprovechamiento y utilización de los recursos naturales, así como diferentes grados de perturbación de los ecosistemas. Desde el punto de vista hidrológico, es una de las zonas más lluviosas del país, lo que da lugar a una compleja red hidrológica con numerosos ríos permanentes y temporales, muchos de los cuales se originan en la cima de los volcanes, y diversos cuerpos de agua dulce ubicados en antiguos cráteres. Estos sistemas acuáticos, por su origen volcánico, tienen características ecológicas muy particulares, ya que la presencia de cañadas, depresiones y pequeños valles, promueve la existencia de una gran heterogeneidad microclimática, lo cual favorece una alta diversidad ictiofaunística y un número elevado de endemismos. Por la amplitud de su gradiente altitudinal, la Región de Los Tuxtlas posee, en una superficie relativamente reducida, una variada gama de condiciones climáticas y de suelos que favorecen la diversificación de hábitats y paisajes, y por tanto de flora y fauna. En Los Tuxtlas se extienden diferentes tipos de bosques de mediana altitud y bosques de niebla, que en algunas áreas ocupan de manera ininterrumpida, desde la costa hasta las cimas de los volcanes; ésta conexión entre costa y bosque tropical-bosque mesófilo de montaña es de gran importancia ecológica y uno de los pocos casos que ocurren en México y en América del Norte, por lo que se debe conservar y restaurar. La Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas es depositaria de una enorme biodiversidad, comparable con pocas áreas de México; en ella, se pueden identificar hasta 15 tipos de vegetación que contienen uno de los últimos reductos de selvas húmedas en el país. Las investigaciones florísticas registran 2,697 especies, subespecies y variedades de plantas, 30 de ellas registradas como amenazadas (dos endémicas), 17 en peligro de extinción (seis endémicas) y 21 sujetas a protección especial (una endémica). Los Tuxtlas es una de las cinco regiones de mayor endemismo de árboles en México (con presencia de 26 de las 41 especies arbóreas exclusivas de las selvas húmedas de la vertiente del Golfo y del Caribe). Por lo anterior, la Reserva representa un banco de germoplasma para la reproducción y conservación de especies de importancia ecológica. Las investigaciones faunísticas registran 565 especies de aves, descritas como poco común debido al aislamiento ecológico y a los factores ambientales prevalecientes, de las cuales existen dos especies y cinco subespecies endémicas, 31 están amenazadas, 63 sujetas a protección especial y 16 se encuentran en peligro de extinción; 139 especies de mamíferos, reportando una especie endémica, 11 especies amenazadas, 12 en peligro de extinción y siete definidas bajo protección especial; 120 especies y subespecies de reptiles, 10 especies amenazadas, siete en peligro de extinción, 33 bajo protección especial y 10 son endémicas; 46 especies de anfibios, 19 bajo protección especial y cuatro endémicas; 861 especies de mariposas, 23 especies y 10 géneros de abejas sin aguijón, 133 especies de libélulas, 118 especies de coleópteros cerambícidos, 164 especies de escarabajos y más de 50 especies de insectos acuáticos. Es un sitio clave para las aves migratorias de Norteamérica, ya que de las 565 especies registradas en la Reserva, 223 son migratorias. Entre todas esas especies encontramos endemismos, especies de importancia ecológica, económica y tradicional. Se menciona que al menos 730 especies recolectadas en el medio natural tienen algún uso, en donde destacan más de 300 con usos medicinales y cerca de 200 para usos alimenticios. En cuanto a plantas cultivadas, diversas fuentes reportan la existencia de 18 variedades de maíz y cerca de 30 de frijol. La Región de Los Tuxtlas es una de las zonas en donde se ha generado más información respecto a la composición de la flora y fauna de las selvas tropicales de México y representa al mismo tiempo, un centro importante para la investigación científica. Así mismo, la Reserva proporciona una serie de servicios ambientales que son sustento de una buena parte de las actividades productivas y de la población de la región; entre estos servicios podemos mencionar: Ø Mantenimiento del balance hidrológico alrededor de la Reserva, a nivel regional y del sur de Veracruz, originado por la permanencia de las zonas forestales, que constituyen la principal área de captación de agua de lluvia y la principal fuente abastecedora de agua para ciudades importantes como Acayucan, Minatitlán, Coatzacoalcos, además de San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Catemaco y otras ciudades como Jáltipan, Angel R. Cabada y áreas urbanas y rurales que rodean a esta región. Ø La Reserva desempeña un papel importante en la regulación del clima, al mantener temperaturas estables y propiciar condiciones favorables para una alta precipitación pluvial durante todo el año. Ø Representa una importante zona para la captura de carbono al ser la superficie forestal de mayor tamaño ubicada frente a las costas del Golfo de México y cercana a ciudades industriales como Minatitlán, Coatzacoalcos y Veracruz. Además, se tiene un gran potencial en las superficies que pueden ser reconvertidas en áreas forestales o para la recuperación de selvas. Ø El valor paisajístico del área constituye otra de las riquezas naturales con mayor demanda y a su vez uno de los recursos más aprovechados en la Reserva; la actividad turística representa para la región, uno de los principales sectores de ocupación humana y de derrama económica. Adicionalmente, se tienen sitios o áreas con la posibilidad potencial para el desarrollo de actividades de turismo alternativo o ecoturismo. La región también es importante desde el punto de vista socioeconómico y cultural. Históricamente el valor cultural de la región se basa en la presencia de antiguos asentamientos pertenecientes a la cultura Olmeca y la permanencia a través del tiempo de poblaciones indígenas (Nahuas, Zoque Popolucas). Posteriormente hubo procesos de mestizaje en los descendientes del sustrato indígena regional y de la población europea y africana asentada en la región en la época colonial, o de emigrantes de otras regiones del país, que han dado origen a un mosaico sociocultural que ubican a la región como zona de importancia arqueológica, histórica y cultural única, en donde se conjugan culturas, tradiciones y costumbres indígenas y criollas para el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales. El desarrollo de vías de comunicación que unieron el sureste de la república al altiplano, a partir de los años cincuenta y la colonización del trópico que las acompañó, aceleraron procesos migratorios lo cual le da a la región una extraordinaria riqueza cultural. La Subregión de la Sierra de Santa Marta, a diferencia de la Subregión de Los Tuxtlas, contiene una mayor concentración de población indígena y ha estado menos abierta a estas influencias, principalmente por encontrase menos comunicada por muchos años y por predominar la tenencia ejidal y comunal, sobre la propiedad privada. El antiguo territorio de los Popolucas que abarcaba la mayor parte del Cantón de Acayucan fue desmembrado con las Leyes de Reforma del siglo pasado. La mayor parte de sus tierras pasó sucesivamente de manos de compañías deslindadoras, empresas petroleras extranjeras, a propiedad de PEMEX, de la Secretaría de la Reforma Agraria, y ahora, a partir de noviembre de 1998, forma parte de la zona núcleo de la Reserva. A pesar de que su integración a la sociedad nacional ha significado muchos cambios en la cultura material y en la organización social y política tradicional de los indígenas de la región, conservan un importante acervo cultural presente en su religiosidad, en sus conocimientos sobre la flora y la fauna y sus usos, en su música, fiestas, mitos y leyendas. Vestigios arqueológicos revelan la presencia de los Olmecas en la región desde varios milenios antes del inicio de nuestra era. Igualmente, la cultura del clásico Teotihuacano se hace presente en sitios arqueológicos del municipio de Catemaco. 2. OBJETIVOS DEL AREA NATURAL PROTEGIDA Ø Asegurar la permanencia de los procesos ecológicos y evolutivos naturales en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, los cuales son indispensables para el buen funcionamiento de los ecosistemas, y promover la generación de recursos naturales y servicios ambientales sobre los cuales depende el bienestar humano asociado a ella. Ø Conservar la diversidad biológica (ecosistemas, especies y germoplasma) representativa de la Reserva, además de evitar la pérdida de especies endémicas, amenazadas y/o en peligro de extinción que necesitan de alguna protección especial. Ø Recuperar y restaurar aquellas zonas críticas, amenazadas o deterioradas que así lo requieran y que son necesarias para la preservación de ecosistemas y especies presentes en la Reserva. Ø Promover la conservación y manejo sustentable de la flora y fauna silvestre terrestre y acuática de la Reserva, asegurando su presencia a futuro e implementando las alternativas adecuadas para el manejo de los recursos naturales. Ø Fortalecer y conservar los valores del patrimonio cultural, arqueológico e histórico procurando la protección de los paisajes y de la riqueza escénica presentes en la Reserva, a través de fomentar el análisis y el conocimiento acerca de los recursos naturales y de la problemática ambiental regional mediante la realización de talleres y eventos de educación ambiental para los habitantes de la Reserva. Ø Establecer una zonificación en la Reserva de la Biosfera de acuerdo a su grado de conservación, vocación natural y uso actual para el manejo de la misma, para identificar las oportunidades, obstáculos y estrategias hacia el logro de los objetivos de conservación y sustentabilidad del medio natural. Ø Fomentar políticas que regulen las actividades productivas y el establecimiento de asentamientos humanos ubicados dentro de la Reserva, en busca de mantener el equilibrio entre presiones económicas y conservación del medio natural. Ø Promover la organización de las comunidades asentadas en la Reserva para la realización de actividades económicas basadas en un manejo sustentable de los recursos naturales, que permitan elevar la calidad de vida de la población y conservar los ecosistemas naturales. Ø Proporcionar a los habitantes locales, público en general e investigadores, oportunidades para la comunicación e intercambio de ideas que permita el reconocimiento, valoración, apropiación y rescate de los conocimientos tradicionales y científicos para el manejo sustentable de recursos en la Reserva. Ø Fomentar la participación de las instituciones de educación superior y de investigación para la realización de estudios y trabajos que incrementen y completen el conocimiento sobre los aspectos biológicos, ambientales, económicos y sociales de la Reserva y que planteen alternativas para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales. Ø Motivar la capacitación y formación de recursos humanos, principalmente de pobladores locales, en el conocimiento, operación y manejo de la Reserva. Ø Contribuir con los diferentes niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) en el impulso al desarrollo sustentable y la conservación del patrimonio natural de la Reserva y de la región. 3. CONTRIBUCIONES A LA MISION Y VISION DE LA CONANP La misión de la CONANP es conservar el patrimonio natural de México a través de las áreas naturales protegidas y de los Programas de Desarrollo Rural en Regiones Prioritarias para la Conservación. En las secciones anteriores ha quedado manifiesta la importancia de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas para la conservación del patrimonio natural de México. La declaratoria de un sitio bajo un régimen de protección, es el inicio para la conservación del patrimonio natural, asimismo, es condición fundamental contar con un Programa de Conservación y Manejo que integre y plantee acciones a desarrollar en el corto, mediano y largo plazos, encaminados hacia el mismo objetivo. La visión de la CONANP plasmada en el Programa de Trabajo 2001-2006 es articular y consolidar un sistema con cobertura nacional de Regiones Prioritarias para la Conservación y diversas modalidades de conservación, que sea representativo, sistémico, funcional, participativo, solidario, subsidiario y efectivo. El presente Programa de Conservación y Manejo contribuye al cumplimiento de la misión y visión de la CONANP, al incorporar pautas estratégicas que lo hacen: Representativo; al establecer estrategias, acciones y metas orientadas a la protección de ecosistemas que contienen una alta biodiversidad, entre la que destaca más 2,697 especies de plantas (11.37 % de las registradas en México, 9 endémicas), 139 de mamíferos (28.39 % de las reportadas para el país), 565 de aves (53.22 % de las reconocidas, 2 endémicas y 5 subespecies endémicas), 120 de reptiles (17 % de las registradas en México, 10 endémicas) y 46 de anfibios (15.86 % de las existentes en México, 4 endémicas). Encontramos en esta biodiversidad, especies de importancia ecológica, económica y tradicional. Se menciona que al menos 730 especies recolectadas en el medio natural tienen algún uso, de ellas destacan más de 300 con usos medicinales y cerca de 200 para usos alimenticios. En cuanto a plantas cultivadas, se reporta la existencia de18 variedades de maíz y cerca de 30 de frijol. Es además una Reserva con presencia de recursos estratégicos de interés local y regional, representativa de los ecosistemas terrestres en México, que proporciona grandes oportunidades para el estudio de procesos biológicos por sus características únicas. Sistémico; al contener los elementos que permiten integrar, articular y ejecutar las actividades necesarias para el manejo, con la participación ordenada y planeada, de cada uno de los responsables de la conservación y administración del área, incidiendo directamente en el funcionamiento dinámico e integral del Sistema Nacional de Areas Naturales Protegidas. Funcional; al adecuar políticas de manejo y uso de los recursos, integrar un marco legal específico para las necesidades del área natural protegida y sobre todo privilegiar la instrumentación efectiva de acciones sustentadas en el reforzamiento de aspectos de participación social, administrativos, de comunicación estratégica, infraestructura, así como en la profesionalización del personal. Participativo; al generar, proponer, promover y ejecutar una amplia gama de mecanismos de participación, tanto en las actividades de planeación, como en el desarrollo e instrumentación de programas específicos en materia de conservación, que consolide un esquema en el que, gobierno y sociedad sean corresponsables del manejo de recursos, cumplimiento de compromisos y derechos para lograr la tarea de conservar. Desde la etapa de planeación del Programa de Conservación y Manejo se realizaron reuniones de discusión y consenso con los involucrados en el manejo y uso del área natural protegida. Asimismo, la fase de instrumentación plantea la creación del Consejo Asesor del área natural protegida como un órgano de consulta y asesoría, que oriente y fortalezca la toma de decisiones. Solidario; al integrar esfuerzos, recursos y capacidades de otros actores con la finalidad de evitar impactos sociales y económicos. Asimismo, el Programa de Conservación y Manejo proporciona información y políticas para la obtención de autorizaciones para las actividades productivas como pesca comercial, acuacultura, prestación de servicios turísticos y trámites en general que se requieren para el desarrollo de actividades productivas. Subsidiario; al favorecer el desarrollo de instrumentos económicos directos e indirectos para el pago por servicios ambientales, y de incentivos a gobiernos estatales y municipales, organizaciones, comunidades locales o particulares por la protección in situ, por el manejo de ecosistemas y por la incorporación de tierras privadas a modelos de conservación. Al generar recursos por el pago de derechos por el uso, goce o aprovechamiento de los elementos naturales. Efectivo; al evaluar continuamente los resultados y eficiencia de cada uno de los proyectos y acciones emprendidas, mediante la valoración de las metas alcanzadas en el corto, mediano y largo plazos. Al hacer transparente el uso y manejo de los recursos materiales y financieros, destinados a la administración y ejecución de proyectos y al ponderar la participación del Consejo Asesor del área natural protegida como elemento externo e imparcial, para mejorar y evaluar la efectividad de la aplicación de las acciones planteadas en el Programa de Conservación y Manejo. 4. DESCRIPCION DEL AREA NATURAL PROTEGIDA 4.1. Descripción Geográfica La Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas se encuentra ubicada en la parte centro-sur del Estado de Veracruz, aproximadamente a 1:30 hrs. de la ciudad y puerto de Veracruz. Se llega por la carretera federal No. 180 Panamericana, Veracruz Coatzacoalcos. El polígono de la Reserva inicia en Punta Puntillas, primer punto sobre la costa, baja en dirección sureste, siguiendo límites naturales y algunos caminos, para después bordear por el norte al Lago de Catemaco, volviendo a tomar una orientación sureste, desde donde asciende hasta encontrarse nuevamente con la costa para continuar por toda la franja costera, incluyendo el límite de la Zona Federal Marítimo Terrestre hasta llegar al punto inicial que cierra el polígono. Ocupa grandes superficies de los municipios de San Andrés Tuxtla, Catemaco, Soteapan, Tatahuicapan de Juárez y Pajapan, además de pequeñas partes de Santiago Tuxtla, Mecayapan y Angel R. Cabada, todos ellos correspondientes al Estado de Veracruz. La superficie total del área natural protegida es de 155,122-46-90 ha, incluye tres zonas núcleo (Volcán San Martín Tuxtla con 9,805-71-57 ha, Sierra Santa Marta con 18,031-81-80 ha y San Martín Pajapan con 1,883-30-56 ha) y la zona de amortiguamiento con 125,401-62-97 ha (SEMARNAP, 1998; DOF 23 noviembre de 1998). El detalle de las coordenadas de cada vértice que conforma los límites de la Reserva y de cada una de las zonas núcleo aparece en el Decreto de Creación de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de noviembre de 1998 (Mapa 1). 4.2. Características Físicas 4.2.1. Geomorfología Los Tuxtlas se reconoce como una cordillera cuya formación inicia en el Oligoceno; los plegamientos de rocas y la intensa actividad volcánica presente desde sus orígenes, influyeron en la formación de diferentes estructuras, lo que demuestra su alta complejidad. Así se encuentran volcanes altos, cerros de baja altura, acantilados y lagos. En algunos sitios aún se pueden observar manifestaciones de origen volcánico, tal es el caso de los manantiales térmicos y aguas minerales hacia el oeste de la región. Aunado a esto, en la actualidad existe también deposición de origen aluvial, palustre y litoral, sobre todo en las cercanías de los lagos y a todo lo largo de la franja costera. Los rasgos geológicos muestran que la región de Los Tuxtlas se encuentra en la provincia morfotectónica de la planicie costera del Golfo de México y la actividad volcánica que le dio origen se produjo a fines del terciario. Los indicios más recientes de actividad volcánica provienen de la erupción del Volcán San Martín Tuxtla, en 1664, aunque en 1793 y 1829 se menciona la formación de fumarolas y expulsiones de cenizas. 4.2.2. Fisiografía El área de estudio de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas se encuentra dentro de la subprovincia fisiográfica de la Sierra de Los Tuxtlas, perteneciente a la provincia costera del Golfo de México (provincia ecológica 77) (SEDUVER, 1993). Algunos autores consideran a Los Tuxtlas como el área más oriental del Eje Neovolcánico Transversal, conformada por un macizo volcánico de 80 km de largo, por 18 km de ancho, cubriendo un área total de 4,432 km² (Instituto de Ecología, 1994a). En Los Tuxtlas sobresalen siete grandes volcanes y aproximadamente otros 300 conos volcánicos, con una orientación diagonal en dirección noroeste-sureste, donde destaca el volcán San Martín Tuxtla y hacia el sur la Sierra de Santa Marta o Sierra de Soteapan; en la depresión que separa a estas dos porciones se encuentra el Lago de Catemaco. (SEDUVER, 1993; Instituto de Ecología, 1998a; Pallares-Trujillo, et al, 1998). Las montañas principales de la Sierra de Santa Marta son el Volcán del mismo nombre (con 1,720 msnm), el Cerro Mezcalapa, el Cerro Sihuapan, el Cerro Platanillo (1,550 msnm), el Cerro de la Muerte, el filo Península de Moreno, Bastonal-Yohualtajapan (1,640 msnm) y el Volcán San Martín Pajapan (1,250 msnm), y otros de menos de 500 m (Paré, et al., 1997). Para la región se reconocen principalmente cuatro unidades geomorfológicas descritas como: 1) De origen volcánico, los estratos basálticos volcánicos como en el volcán San Martín Tuxtla, conos escóricos, los flujos de lava extensos y los riscos rocosos; 2) De origen denudacional en los lados de los valles y faldas de las pendientes; 3) De origen fluvial sobre las planicies aluviales; 4) De origen marino, dunas, playas y planicies costeras (SEDUVER, 1993). 4.2.3. Edafología Los suelos en la región de Los Tuxtlas están ligados a las condiciones ecogeográficas allí establecidas. Estos suelos proceden de la alteración de los materiales expulsados por los tres volcanes principales. Las condiciones climáticas muestran que los materiales geológicos están sometidos a una alteración de ambiente tropical. Asimismo, la edad de los materiales ejerce gran influencia en la distribución de los suelos (I de E, 1998b). Aunque existen pocos estudios en el área, acerca de los tipos de suelo presentes, se reconocen 9 grandes grupos principales dentro de la Reserva: Andosol, Feozem, Luvisol, Acrisol, Vertisol, Cambisol, Nitosol, Regosol y Litosol (INEGI,1980; Campos,1998), que van desde aquellos suelos considerados como jóvenes o de reciente formación, constituidos por una capa delgada, hasta aquellos muy profundos, fértiles, con abundancia de materia orgánica y ácidos. Sin embargo, la mayoría presenta problemas de erosión debido a las altas pendientes y remoción de la cubierta vegetal y en algunos casos, existen graves problemas de contaminación por los insumos agrícolas utilizados (I de E, op. cit.). El área de transición del volcán San Martín Tuxtla, el más joven de la región, presenta suelos de la clase andosol, los cuales ocupan un área de 689 km². Estos suelos juegan un papel fundamental en el área porque poseen una capacidad alta para retener agua, tienen altos contenidos de materia orgánica, son muy friables y tienen una microporosidad muy alta. Sin embargo, son muy sensibles a la erosión y a la deshidratación irreversible (I de E, op cit). Los acrisoles ocupan una superficie de 360 km². Los luvisoles se presentan en 739 km² y los cambisoles se encuentran en 65 km². Estos tipos de suelos se ubican en la porción más antigua de la región, principalmente en el área de transición de Santa Marta y del volcán San Martín Pajapan. Manifiestan una alteración muy avanzada de ambiente tropical. Son suelos arcillosos, de baja permeabilidad, de pH ácido y la reserva de nutrientes es, por lo general, baja. En condiciones naturales mantienen una relación estrecha con la selva; la destrucción de la selva resulta en un proceso acelerado de erosión (I de E, op cit). La parte sur de la Reserva presenta suelos de las clases vertisol y feozem, los cuales ocupan superficies de 425 km² y 588 km² , respectivamente; se encuentran en las partes más planas. Son estables y pueden mantener un uso agrícola intensivo. Una extensión pequeña, cercana a la costa y ligada a las dunas y a áreas con hidromorfismo, es ocupada por regosol, en 13 km² (I de E, op cit). A continuación se presenta la lista de los suelos presentes en la región, de acuerdo con la nomenclatura de la FAO:
4.2.4. Hidrología La Región de los Tuxtlas queda comprendida dentro de las Regiones Hidrológicas No. 28 y 29 (INEGI, 1982, Instituto de Ecología, 1994b). La Región Hidrológica 28 pertenece a la Cuenca del Río Papaloapan, una de las tres más importantes del país, con un gasto medio de 68.01 m3/s y un área de drenaje total de 57,756 m². Por su parte, la Región Hidrológica 29 abarca las cuencas de los ríos Coatzacoalcos, Tonalá, Santa Ana y Seco, cubriendo un área total de 29,802 Km². Los Tuxtlas se caracterizan por su abundancia en recursos hídricos, lo cual se explica debido a su ubicación dentro de una de las cuencas más importantes del país, la del Río Papaloapan. La abundancia de agua y lo accidentado de su topografía hace que los ríos descarguen hacia diferentes vertientes. Debido a las características del terreno se han formado rápidos y saltos, tales como el de Eyipantla. Actualmente la zona abastece de agua a las regiones industriales ubicadas al sur de la Reserva de la Biosfera. La topografía de la región origina que los ríos que de la Reserva descienden para aportar sus aguas a diferentes cuencas (la red de drenaje es básicamente radial debido a las cimas montañosas); así por el este y oeste alimentan al Lago de Catemaco; por el suroeste al Río San Juan, afluente del Papaloapan; por el sur al Río Coatzacoalcos; por el sureste a la Laguna del Ostión, todos fuera del polígono de la Reserva; por el lado noreste y noroeste a la Laguna de Sontecomapan, y por el norte, noreste y este, existen varias pequeñas cuencas que desaguan directamente al Golfo de México. Algunos ríos permanentes importantes son: Oro, Salinas (hacia la costa del Golfo, zona norte de la Reserva); Dos Pasos, Seco, Tajalate, Tenango, Xoteapan, Río Grande (hacia la Cuenca del Papaloapan, a los municipios de San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla y Angel R. Cabada); Cuetzalapan, Coxcuapan, Yohualtajapan, Carrizal, Huatzinapan, Ahuacapan (hacia el lago de Catemaco y a la Laguna de Sontecomapan); Osuluapan, Huazuntlan, Texizapan, Platanillo Acayucan (hacia los municipios de Acayucan, Minatitlán, Jáltipan y Coatzacoalcos y otros), y Pilapa y Sochapa (hacia la Laguna del Ostión y Golfo de México, parte sur). Los sistemas lacustres son igualmente importantes y sobresalen algunos cuerpos de agua como la Laguna de Sontecomapan, y fuera de la Reserva, el Lago de Catemaco, ambos de importancia económica debido a su producción pesquera y a que se alimentan de las cuencas y microcuencas hidrológicas ubicadas dentro la Reserva; particularmente el Lago de Catemaco, además de la importancia pesquera señalada, es productor de energía eléctrica; a escasos 3 km en el lado oeste se encuentra una planta hidroeléctrica que se abastece de una corriente proveniente de éste. Otros más pequeños son los lagos (localmente llamados lagunas) del Majahual, Escondida, Pizatal, Encantada, Zacatal, Tecolapan y Amaxtlán. 4.2.5. Climatología El clima en la Región de Los Tuxtlas se encuentra fuertemente influenciado por su orografía, lo que da como consecuencia un gradiente altitudinal, térmico y de humedad. De acuerdo a la clasificación de Köppen modificado por García (1981) están presentes el grupo de climas cálido A y el subgrupo semicálido A(C). El primero se caracteriza porque la temperatura media anual es mayor a 22 ºC y la media del mes más frío superior a 28 ºC, en tanto que en el semicálido la media anual es mayor a 18 ºC. Considerando la forma en que se distribuye la precipitación en la Reserva, se presentan tres subtipos del clima cálido A: Af(m), Am y Aw2; y uno del semicálido A(C): (A)C(fm). Cuadro 1. Climas de la Sierra de Los Tuxtlas, de acuerdo con la clasificación de Köppen modificada por García (1981).
Temperatura En la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas las temperaturas más altas van de los 27 a los 36 °C, y las más bajas de 8 a 18 °C. En general, se identifican (García, 1981) dos zonas térmicas: cálida en las partes bajas de la región y semicálida en la zona intermedia y partes altas (SEDUVER, 1993; SEMARNAP et al, 1997b; García, 1988). Se identifican dentro de estas zonas térmicas las siguientes características: · Zona cálida, con una temperatura media anual entre los 22 y 26 ºC, localizada por abajo de los 600 msnm hacia la vertiente del Golfo de México y por abajo de los 1,000 msnm en la parte continental. · Zona semicálida, con valores de 18 a 22 ºC; ubicada en las partes altas por arriba de las cotas de los 600 y 1,000 msnm señaladas para la zona anterior. A lo largo del año se presentan dos máximos de temperatura: el primero, el más alto durante los meses de marzo, abril y mayo; el segundo, atenuado por la presencia de las lluvias, en septiembre y octubre. Es interesante destacar que las variaciones temporales de la temperatura, tanto diarias como anuales, son menos extremosas en la vertiente del Golfo, debido al papel regulador de la humedad que acarrean los vientos provenientes de ese cuerpo de agua (SEDUVER, 1993; INE, 1997d; SEMARNAP et al., 1997b). Precipitación Las lluvias se presentan en verano, aunque dependiendo de los ciclones, se extienden hasta el otoño. A su vez, la precipitación está influenciada por la exposición a las vertientes, donde es posible encontrar un mosaico de variaciones o gradientes de humedad. En el caso concreto de Los Tuxtlas, el intervalo de valores de precipitación va de 1,500 mm a 4,500 mm anuales, por lo que García (1974) la consideraba dentro de las cuatro zonas más lluviosas del país. Los valores más bajos, con 1,500 mm, están en el suroeste de la región, por debajo de los 100 msnm que corresponde a la cortina de las montañas; hacia las faldas de las montañas, los valores se elevan hasta un promedio de 2,000 mm anuales, mientras que en las pendientes de las montañas los valores se encuentran entre los 2,500 a 3,500 mm anuales con exposición norte, noreste y este, que son las zonas expuestas a los vientos del Golfo de México. En las zonas más elevadas y más expuestas, los valores van de 4,000 a 4,500 mm anuales (SEDUVER, 1993; INE, 1997d; SEMARNAP et al., 1997b). Los valores máximos de precipitación se registran en septiembre, debido a los ciclones que se presentan en la zona, mientras que los mínimos se reportan en abril y marzo. Durante las lluvias de verano se registra un descenso de precipitación en el mes de agosto, que coincide con un aumento en la temperatura. Este fenómeno es la "canícula" o sequía interestival (SEDUVER, 1993; INE, 1997d; SEMARNAP et al., 1997b). Vientos Predominan los vientos del norte, debido probablemente a la posición de la Sierra respecto a los vientos del Golfo de México. La zona se encuentra influenciada por tres principales trayectorias de vientos: los provenientes del norte, del este y del sur y en menor medida, del noreste y sureste, (González, 1991; SEMARNAP et. al., 1997b; SEDUVER, 1993). Los vientos de dirección norte son más frecuentes en los meses fríos del año (de octubre a febrero) conocidos como nortes; estos vientos cercanos a 80 km/h tienen la característica de ser húmedos, ya que en su ruta pasan por el Golfo de México y proporcionan cerca del 15 % de la media anual de lluvias. Los vientos de dirección este vienen como consecuencia de la acción de los vientos alisios, presentes en los meses de junio, julio y agosto. Por el recorrido que realizan, son también vientos húmedos. En cuanto a los vientos de dirección sur, éstos se manifiestan en los meses de marzo a junio; por su trayectoria eminentemente continental, denominados localmente como "suradas", son vientos secos y calientes que disminuyen la humedad atmosférica y son causantes de graves trastornos en la vegetación y en los cultivos, ya que se manifiestan en los meses en que la región recibe poca precipitación, antes de la época de lluvias (SEDUVER, 1993; SEMARNAP et al., 1997b). Fenómenos meteorológicos importantes Como se mencionó anteriormente, los fenómenos meteorológicos presentes en la región son los nortes, que aportan un porcentaje importante de humedad en la región, y las suradas que por el contrario, causan muchos daños en la agricultura y en la vegetación. En años especiales, las abundantes lluvias en periodos prolongados de tiempo, llegan a generar problemas de desplazamientos de terrenos, derrumbes e inundaciones, por superar los niveles normales de las corrientes hídricas. En temporadas prolongadas de sequías, los daños mayores se reflejan en las corrientes hídricas, los bajos niveles en manantiales, la mayor escasez de agua en ciudades y rancherías, y en los cultivos agrícolas y en el ganado. 4.3. Características Biológicas 4.3.1. Vegetación La entonces Secretaría de Medio Ambiente Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), a través del Instituto Nacional de Ecología realizó en 1997 un trabajo preliminar denominado Los Tuxtlas, en el cual se reconocen 9 tipos de vegetación, basados en la clasificación realizada por Sousa (1968). A su vez, el Instituto de Ecología A.C. integró las Bases Ecológicas para un Ordenamiento de la región (I de E, 1994c), y el Proyecto Sierra de Santa Marta, A.C. (PSSM, A.C., 1996b), realizó un estudio para el Ordenamiento Ecológico de la Sierra de Santa Marta. En este último, se muestra una correlación de los tipos de vegetación de acuerdo con las clasificaciones propuestas por: Miranda, et al (1963), Ross (1967), Beard (1944, 1955) 1971, Sousa (1968), Sarukhán (1968), Flores, et al. (s.f.) y Rzedowsky (1978). A partir de este ejercicio, se definieron las 11 categorías empleadas en este trabajo. Finalmente, en el libro Historia Natural de Los Tuxtlas (González et al, 1997), se reportan 9 tipos de vegetación, los cuales se basan en la clasificación realizada por Sousa (1968). Cabe hacer mención que en este trabajo se señalan variantes de un tipo de vegetación (selva alta perennifolia) en la Estación de Biología de Los Tuxtlas de la UNAM y sus alrededores, los cuales se muestran en el cuadro 2 con un asterisco (*). Cuadro 2. Tipos de vegetación definidos por distintas instituciones.
* Tipo de vegetación reportado para la Estación de Biología de la UNAM. Con base en la experiencia que se tiene en el área y considerando los diferentes trabajos de investigación así como el trabajo de campo, a continuación se presenta el listado de tipos de vegetación, señalando algunas de sus características particulares, tomadas como representativas del área para fines de la caracterización y diagnóstico de la misma. 1) Selva alta perennifolia; se localiza en las zonas con abundantes lluvias y originalmente predominaba en las zonas bajas. Dentro de este tipo de vegetación se pueden observar tres estratos, el arbóreo con más de 30 m de alto; el segundo, también reconocido como arbóreo, tiene entre 15 y 22 m de altitud, y el tercero mide de 6 a 15 m de altura. Ejemplos de este tipo de vegetación los localizamos hacia las laderas del Volcán San Martín Pajapan y en los márgenes de los ríos en la Palma y Montepío. Su impresionante diversidad es uno de sus atributos más característicos que la distingue de cualquier otro tipo de hábitat, pues en ella se han localizado además 32 especies de anfibios, 99 de reptiles y 83 de mamíferos. La selva alta es, junto con la selva baja, el área más rica en especies de anfibios, reptiles y mamíferos. En los dos tipos de vegetación se encuentran representadas el 85 % de las especies reportadas para el área. La presencia de este tipo de vegetación es muy importante por su aportación a la red hidrológica de los principales cuerpos de agua de la región (I de E, 1998). 2) La selva mediana perennifolia se encuentra en laderas de mayor pendiente en los volcanes de San Martín y San Martín Pajapan y en la cima de los conos volcánicos localizados al norte y noreste del Lago de Catemaco, desde los 650 a los 1,000 m de altitud, en estrecha relación con la selva alta perennifolia. 3) La selva baja perennifolia inundable se encuentra en zonas inundables de agua salobre al noroeste de la Laguna de Sontecomapan y presenta un alto grado de modificación. Esta comunidad es muy importante para proteger la dinámica de la laguna y mantener el hábitat de alimentación y anidación de las aves migratorias y proteger el ecosistema de desove de las especies marinas. Constituye un hábitat de alta especificidad; la selva que se establece en zonas inundables, consiste en especies que protegen y enriquecen el hábitat y crean condiciones propicias para la reproducción de especies acuáticas (I de E, op cit). 4) El bosque mesófilo de montaña se localiza en la cima de los tres volcanes más altos, por arriba de los 1,000 msnm. Se encuentra en un buen estado de conservación y en este ecosistema se han localizado 17 especies de anfibios, 43 de reptiles y 32 de mamíferos. Es muy variable en su estructura florística, debido a la altitud y condiciones topográficas, donde se forman diversos microhábitats, caracterizados por la dominancia de diferentes especies. Algunos de estos, están caracterizados en el estrato medio-bajo por poblaciones de helechos arborescentes en los valles de las barrancas de mayor humedad, los cuales llegan a alcanzar hasta 10 m de alto, esto es característico principalmente en la Sierra de Santa Marta y en San Martín Pajapan. El estrato arbóreo también es bastante heterogéneo por la dominancia de las especies arbóreas; es un tipo de vegetación de gran riqueza por unidad de superficie y sumamente heterogéneo; tiene una biomasa y diversidad de epifitas sorprendente y presenta una mezcla de subespecies neotropicales (de la selva) en sotobosque y templadas en el dosel (I de E, op cit). 5) El encinar, dividido en dos tipos: semicálido y cálido (Sousa, 1968). El primero lo encontramos asociado o como parte del bosque mesófilo de montaña, al sur del Volcán Santa Marta entre los 700 y 1,200 m de altitud, por lo que no se representa en la cartografía. El encinar cálido se localiza entre los 100 a 600 m de altitud hacia el sur y oeste de la Sierra de Santa Marta, presentándose como relictos de vegetación entre pastizales con cultivos, cultivos de caña o simplemente como árboles aislados. 6) El pinar se localiza en la vertiente sur del Volcán Santa Marta, entre los 500 a 900 m de altitud y limita en su parte más alta con el bosque mesófilo de montaña. Junto con los encinares, constituyen ecosistemas característicos por su ubicación geográfica en conjunción con otros ecosistemas presentes en el trópico mexicano. Se caracteriza por una sola especie de pino: Pinus oocarpa. 7) La sabana se caracteriza por un estrato herbáceo de pastos y árboles achaparrados y distanciados y se encuentra hacia el extremo sur y suroeste de la Reserva. 8) El manglar es una comunidad arbustiva de tres a 25 m de altura, ubicada en las orillas de lagunas costeras, ríos y zonas inundables, donde el agua es salobre. Los manglares integran una comunidad florísticamente uniforme, compuestas por pocas especies arbóreas o arbustivas. En la Región de Los Tuxtlas, se encuentran manglares en el sureste de la Laguna de Sontecomapan, ocupando una superficie de 523 ha, y más hacia el sur, fuera del polígono de la Reserva, rodeando la Laguna del Ostión. Esta comunidad presenta raíces adventicias y secundarias, que le sirven tanto para fijarse al suelo lodoso, como para la captación de oxígeno. Los manglares son de gran importancia para los organismos acuáticos y terrestres, ya que sirven como refugio para numerosas especies y son sitios de anidación de las aves acuáticas. Muchas de las especies tienen importancia comercial. Los manglares de la región de la Sierra de Los Tuxtlas constituyen uno de los últimos reductos de este tipo de vegetación en el Golfo de México (I de E, op cit). 9) Las dunas costeras son una comunidad vegetal caracterizada por especies arbustivas y arbóreas tierra adentro sobre terrenos arenosos. Los sistemas de dunas costeras tienen una topografía sencilla formada por una playa angosta, un cordón litoral de dos a cuatro metros de altura que desciende tierra adentro hacia zonas que debieron estar ocupadas originalmente por selva alta perennifolia y selva mediana. Las arenas móviles y semimóviles han penetrado varios kilómetros tierra adentro. Las dunas de la zona norte de Los Tuxtlas son acumulaciones de arena de gran altura, por lo que sólo en algunas partes emerge el manto freático a la superficie. Varias especies en peligro de extinción tienen como único hábitat a las dunas. Las especies nativas que crecen sobre ellas son las más adecuadas para la fijación de la arena de las dunas, cuyo movimiento suele causar pérdidas en cultivos, carreteras y otros suelos. (I de E, op cit). 10) Los acahuales representan diferentes tipos de vegetación secundaria, que en la región se derivan principalmente de las selvas, seguidas por el bosque mesófilo de montaña y el bosque de encino, lo que señala el grado de fragmentación para estas comunidades. 11) Los pastizales son los que caracterizan mayormente a la Reserva. Se pueden presentar sin árboles, con árboles aislados y asociados con áreas de cultivo. Se considera como una comunidad pobre en especies, ya que estudios e investigaciones han contabilizado entre 8 y 15 spp/m². 4.3.2. Flora La Región de Los Tuxtlas ha sido considerada tradicionalmente como un área de gran importancia biogeográfica por lo peculiar de su fauna y flora, fundamentalmente en lo que se refiere a la concurrencia de taxa de afinidad austral, boreal y endémica. La flora de México tiene tres elementos geográficos primordiales: el boreal, el meridional y el endémico. Al nivel de géneros, la afinidad austral de la flora es claramente superior a la septentrional y a la autóctona, aunque variaría significativamente si se hace en el nivel específico. En general la flora de la Región de Los Tuxtlas pertenece al Reino Biogeográfico Neotropical y dentro de éste a la Región Caribeña y a la Provincia de la Costa del Golfo de México. Un componente importante de su flora debió haberse originado en Centro y Sudamérica y su distribución parece haber desempeñado un papel preponderante en los procesos de especiación de la flora mexicana. Según Ibarra et al., (1997), es necesario mencionar que la variación en cuanto a la composición de la flora vascular en la Región de Los Tuxtlas obedece a los distintos criterios de clasificación considerados para su arreglo y como consecuencia, se presentan clasificaciones que segregan familias antiguas en dos o más entidades, como por ejemplo: Leguminosae en Caesealpiniaceae, Fabacea y Mimosaceae. En el cuadro siguiente se presenta la composición florística de la Región de Los Tuxtlas reportada en las diferentes fuentes consultadas, que refleja la gran diversidad florística de la zona. Cuadro 3. Composición florística de Los Tuxtlas.
El listado del Anexo I, obtenido de Ramírez, R. F. (1999) resulta de la consulta de diferentes fuentes de información sobre la flora de Los Tuxtlas, que describe la existencia de alrededor de 2,697 especies, subespecies y variedades de plantas, 43 subespecies y 102 variedades que representan a 215 familias y a 6 clases de plantas. Cuadro 4. Flora de Los Tuxtlas: composición taxonómica, estado de protección y endemismos.
A: Especie amenazada, P: Especie en peligro de extinción, Pr: Especie sujeta a protección especial, (*) Especie endémica A pesar de que alrededor del 75 % de las especies de plantas se comparten con Centroamérica, Los Tuxtlas es una de las cinco áreas con mayor endemismo de árboles en México; se ha señalado que cerca del 10 % de los árboles del dosel superior, son endémicos de las zonas cálido-húmedas (Wendt, 1993) y aproximadamente un 5 % de endemismos pertenecen a la flora de los bosques perennifolios del país (Rzendowski, 1991a). Del mismo modo, se mencionan algunas especies que podrían considerarse como endémicas, aunque esta definición debe de considerarse como tentativa. Hasta la fecha las siguientes especies sólo son conocidas en la región y consideradas como endémicas, según Ibarra, et. al. (1997) y Ramírez (1999): Thelypteris rachyflexuosa (helecho), Solenophora tuxtlensis, Inga sinacae, Mormodes tuxtlensis, Begonia sousae. Según Ibarra op. cit.: Pouteria rhynchocarpa, Ruellia tuxtlensis; Ramírez, op. cit. señala a: Tridimeris tuxtlensis, Aristolochia veracruzana, Inga lacustris, Parathesis calzadae, Parathesis neei, Parathesis tuxtlensis y Rondeletia tuxtlensis. También Ramírez, op. cit. considera que las especies: Aristolochia impudica, Dichapetalum mexicanum, Salvia tuxtlensis, Parathesis pajapensis y Chamaedorea hooperiana son endémicas de la Sierra de Santa Marta. Las especies Costus dirzoi, Daphnosis megacarpa, Eugenia sotoesparzae y Miconia ibarrae, se consideraron endémicas (Ibarra op. cit.), pero quedan excluidas de esta categoría, ya que han sido registradas en otras localidades de Veracruz, al igual que otras 15 especies reportadas por Ramírez, op. cit. Por último, Ramírez, op. cit menciona a 23 especies como endémicas de la Región de los Tuxtlas, sur de Veracruz, norte de Oaxaca y este de Tabasco, entre las que destacan: Adenocalymma sousae, Amphitecna tuxtlensis, Erythrina tuxtlana, Ocotea uxpanapa, Robinsonella mirandae, Eugenia uxpanapensis y Psychotria veracruzensis. Las familias con mayor número de especies son: Leguminosae, Orchidaceae, Asteracea, Rubiaceae, Poaceae y Euphorbiaceae. Este patrón es señalado por Ibarra et al. (1997) y Ramírez (1999), quienes a su vez indican que se encuentran entre las diez más diversas en otras selvas tropicales (Gentri, 1990 en Ibarra et al., 1997). Un grupo importante de mencionar son las Cicadaceas, ya que es la única familia (Zamiaceae) presente en la zona que contiene a cuatro especies, bajo un status de protección, tres de ellas están amenazadas, Ceratozamia mexicana var. Robusta, Zamia furfuracea y Zamia loddigesii, y Ceratozamia miqueliana se encuentra en peligro de extinción. Además de que C. mexicana, C. miqueliana y Z. furfuraceae son catalogadas como especies endémicas. El tallo de Zamia loddigesii es utilizado como medicamento externo durante el parto y se le atribuyen propiedades anticancerígenas. Otras seis especies de diferentes familias, también son consideradas endémicas, pero cinco están en peligro de extinción: Chamaedorea tuerckheimii, Chamaedorea tenella, Aporocactus leptophis, Olmeca recta y Olmeca reflexa y sólo Chamaedorea alternans es una especie amenazada. 4.3.3. Fauna Mastofauna Para la Región de Los Tuxtlas se reportan un total de 139 especies (30 % del total nacional), incluidas en 11 órdenes, 31 familias y 19 subfamilias. (Martínez y Sánchez, 1997; Coates-Estrada y Estrada, 1986; GEF/PSSM, A.C./CIMMYT, 1996; INE-IEAC, 1994c). (Anexo II) La NOM-059-SEMARNAT-2001, considera bajo un estatus de protección a 30 especies de las localizadas para la Región de Los Tuxtlas. Se reporta una especie endémica, 11 especies amenazadas, 12 especies en peligro de extinción, y siete definidas como de protección especial. Según otras organizaciones internacionales, como la IUCN (1996), reportan a 17 especies bajo un estatus de riesgo, debido a que en la NOM-059-SEMARNAT-2001, no se contemplan, entre las que encontramos: puma (Puma concolor), una especie críticamente en peligro (CR); ratón (Oryzomys melanotis) que no existe información suficiente (DD); murciélago (Leptonycteris nivalis) que está en peligro (EN); serete (Dasyprocta mexicana) y murciélago (Lonchorhina aurita), especies bajo riesgo (LR); y murciélago (Bauerus dubiaquercus), una especie vulnerable (VU) (Anexo II). También se ha señalado que la mayoría de los mamíferos (70 %) tienen hábitos nocturnos (Coates-Estrada y Estrada, 1986). Esto es más evidente si consideramos que de acuerdo al número de especies, los grupos más abundantes en la región son los murciélagos y representan al 56 % de los mamíferos (78 especies), los roedores con un 16 % (22 especies) y los carnívoros con 13 % (18 especies). Hasta la fecha, es escasa la información sobre la ecología y biología básica de la mayoría de los mamíferos de Los Tuxtlas y su estado de conservación es crítico, ya que la mayoría de ellos están asociados en algún grado a la vegetación primaria y a los acahuales, sobre las cuales se sigue ejerciendo una fuerte presión de deforestación. De hecho gran parte de ellos, ocurren en densidades bajas y se encuentran al borde de desaparecer; tal es el caso de algunos de los miembros de los órdenes de Primates, Xenarthra, Carnívora (Canidae, Felidae, Mustelidae), Perissodactyla y Artiodactyla (Martínez y Sánchez, 1997; Coates-Estrada, op. cit.; GEF/PSSM, A.C./CIMMYT 1996; INE-IEAC 1994c). Ornitofauna Para la Región de Los Tuxtlas se reportan 565 especies de aves, considerando a las marinas. Estas especies se incluyen en 99 taxa y representan a 21 órdenes, un suborden, 71 familias y siete subfamilias (Anexo II). Se reportan dos especies endémicas, el colibrí fandanguero cola larga (Campylopterus excellens) y la paloma-perdiz tuxtleña (Geotrygon carrikeri) y cinco subespecies endémicas, Empidonax flavescens imperturbatus, Myioborus miniatus molochinus, Atlapetes brunneinucha apertus, Cholorospingus ophthalmicus wetmorei y Vireolanius pulchellus ramosi (Escalante, op. cit.; Arizméndi, op. cit.; Escalante, op. cit.). Geotrygon carrikeri se encuentra en el Volcán de San Martín Tuxtla, aunque la Sierra de Santa Marta se considera el único sitio con una población viable de esta especie (Díaz Islas com. pers.). Según los criterios utilizados en la designación de Areas de Importancia para la Conservación de las Aves en México (AICAS), Los Tuxtlas está considerada en la "Categoría 1" definida como, sitio en donde se presentan números significativos de especies que se han catalogado como amenazadas, en peligro de extinción o declinando numéricamente y se ubica en uno de sus componentes "G-1" especificado como, sitio que contiene una población de una especie considerada como globalmente amenazada, en peligro o vulnerable (según el libro rojo de BIRDLIFE) (Arizmendi, et al., 2000). Particularmente Los Tuxtlas es el AICA 151 y queda en la categoría "G-1" por la presencia de las dos especies de palomas Geotrygon carrikeri y Claravis mondetoura (Arizmendi, op. cit.). Escalante, et al. (2000) señala la existencia de 30 especies de aves localmente en peligro y 55 amenazadas, mientras que en la norma oficial para la protección de la flora y fauna (NOM-059-SEMARNAT-2001, reportan 107 especies en las diferentes categorías, 26 amenazadas, 70 sujetas a protección especial y 11 en peligro de extinción (Anexo II). Con un criterio global la IUCN (1996) reporta: una especie en peligro de extinción (Amazona ochrocephala oratrix), una vulnerable (Charadrius melodus) y cuatro bajo riesgo (Harpyhaliaetus solitarius, Spizastur melanoleucus, Harpya harpyja y Campylopterus excellens). En la región han desaparecido tres especies, el zopilote rey (Sarcoramphus papa), el águila harpía (Harpya harpyja) y la guacamaya roja (Ara macao) (Escalante, et al., 1997). Es evidente que las aves migratorias, al igual que las residentes, funcionan como una parte integral de los ecosistemas tropicales considerando que del total de las especies de aves reportadas para Los Tuxtlas, cerca del 40 % son especies migratorias de Norteamérica. Rappole, et al., (1993) indica que las aves migratorias así como muchas especies residentes, pueden encontrarse también en diferentes tipos de vegetación secundaria, debido en parte a la disponibilidad de los recursos alimenticios, temporalmente abundantes y fácilmente colectables. Estas especies migratorias como miembros de las comunidades tropicales, afectan la estructura y la función de la comunidad en diversas formas y a varios niveles. Uno de los efectos mejor documentados se relaciona con los períodos de fructificación de árboles tropicales, algunos de los cuales maduran sus frutas durante los periodos de migración. Herpetofauna Es notablemente diversa, pues incluye un porcentaje importante del número total de especies en México, 14.8 % de los anfibios y 16.5 % de reptiles; 16 % en conjunto (Flores-Villela, 1991, 1993 en Ramírez y Nieto 1997. Ver cuadro 5). La diversidad probablemente se deba a las características propias de la región (ubicación geográfica, compleja fisiografía, hábitats y tipos de vegetación) (Sousa 1968, en Ramírez y Nieto, 1997). Tan sólo el bosque tropical perennifolio está caracterizado por una gran complejidad estructural, de humedad y de temperatura elevada y una gran estabilidad climática que le permite albergar a 137 especies, con representantes de todas las familias presentes en la región. (Ramírez y Nieto, 1997). Para la Región de los Tuxtlas, según Vogt et al., (1997), la herpetofauna total incluye para los anfibios nueve familias, 22 géneros y 45 especies y para los reptiles, 25 familias, 75 géneros y 117 especies. Para Ramírez y Nieto, op. cit., los anfibios incluyen 3 órdenes, 9 familias, 21 géneros y 43 especies, mientras que los reptiles están representados por 3 órdenes, 24 familias, 75 géneros y 116 especies. Con base en la información de Morales-Mavil, et. al., (1995), Vogt, op. cit., y Ramírez y Nieto, op. cit., la herpetofauna reportada total incluye a 166 especies representadas por 6 órdenes y 33 familias. De éstas especies señalan que 24 son endémicas para México y de éstas, 19 son exclusivas de Los Tuxtlas; sólo Hemidactylus frenatus se reporta como especie introducida de las Filipinas. (Anexo II). El número de especies endémicas en Los Tuxtlas es relativamente alto (Vogt, op. cit.; Ramírez y Nieto, op. cit.) y según la NOM-059-SEMARNAT-2001, citan a 10 especies de anfibios y 12 de reptiles (SEDESOL, 1994). La mayoría de estos taxa habitan en el bosque mesófilo de montaña de la Sierra de los Tuxtlas, en elevaciones mayores a los 850 msnm (Ramírez y Nieto, op. cit.), como por ejemplo Abronia chiszari, Abronia reidi, Anolis duellmani y Pseudoeurycea werleri (Anexo II). De las 46 especies de anfibios, 19 están bajo una categoría de protección especial de acuerdo a la NOM-059-SEMARNAT-2001. En lo que respecta a los reptiles, 33 especies están bajo protección especial, 7 en peligro de extinción, y 10 son amenazadas. Son 10 las especies de reptiles endémicas. Según la IUCN (1996), 2 especies están denominadas como críticamente en peligro (CR), 4 en peligro de extinción (EN), 4 bajo riesgo (LR), y una con información insuficiente (DD). La mayoría de los anfibios de la región son arborícolas o terrestres (19 y 15 taxa, respectivamente) y el resto son riparios (5) y fosoriales (4). Los hábitats terrestres y arborícolas son también los comúnmente utilizados por los reptiles (55 y 39 especies, respectivamente); los hábitats dulceacuícolas y marinos (12 y 5 taxa, respectivamente) son ocupados exclusivamente por tortugas, culebras y cocodrilos. Cuadro 5. Número de familias, géneros y especies de anfibios y reptiles de Los Tuxtlas.
Modificado de Ramírez y Nieto, 1997. Ictiofauna La riqueza de la fauna íctica en la Región de Los Tuxtlas incluye a las especies de peces distribuidas en aguas continentales y que comprenden a: la Laguna de Sontecomapan, Lago de Catemaco, Laguna Escondida, Lago temporal del Zacatal y los ríos de La Palma y Máquinas (Espinosa, 1997). Para los peces de agua dulce y estuarinos en la Región de Los Tuxtlas se reportan 109 especies y 78 géneros que representan a 36 familias) (Anexo II). De los peces que se han registrado en las aguas dulces de ríos y lagos, se encuentran especies de la familia Poeciliidae a la que pertenecen los peces pequeños denominados localmente como topotes. Otra familia importante en la región es la Characidae, donde se incluyen la llamadas pepescas, de las cuales Bramocharax caballeroi es endémica del Lago de Catemaco y Astyanax fasciatus es de origen sudamericano, ampliamente distribuida en el neotrópico de México. De la familia Atherinidae dentro del grupo conocido como charales, Atherinella ammophila es endémica de la región en el Río La Palma. De la familia Cichlidae se han reportado varias especies del genero Cichlasoma, las cuales son abundantes y apreciadas como alimento en la región (Espinosa, op. cit.). La Ictiofauna marina que penetra a las aguas continentales en Sontecomapan y en el Río Maquinas comprende una alta diversidad de especies y representa un 73 % del total, con 63 géneros y 33 familias De las 109 especies de peces reportadas para la Región de Los Tuxtlas, 80 especies son de origen marino, 14 secundarias (dulceacuícolas con tolerancias a cambios de salinidad), 11 vicarias (de origen marino confinadas actualmente a aguas continentales) y 4 primarias estrictas de agua dulce; 4 especies de origen marino son registras accidentales, 8 son endémicas, 2 son exóticas y 5 están amenazadas. Según la NOM-059-SEMARNAT-2001, sólo Rhamdia guatemalensis esta contemplada como especie en protección especial, Priapella olmecae como amenazada, mientras que Xiphophorus milleri está en peligro de extinción, además de ser especies endémicas (Anexo II). En González E. et. al., (1997) se presenta un listado de peces, citando las localidades donde han sido registrados con el objeto de indicar los hábitats típicos para ciertas especies, por ser información relevante en el manejo adecuado de este recurso. Insectos y otros grupos En general, se reportan 72 familias, 46 subfamilias, 88 tribus, 507 géneros y 1,117 especies. Además, se registran 861 especies de mariposas y hespéridos. Cabe destacar, que se mencionan 24 nuevos registros para México de moscas de las flores (Syrphidae) y 4 nuevas especies por describir de esta familia. El grupo de insectos del orden Odonata (libélulas) está representado en Los Tuxtlas con 133 especies contenidas en 56 géneros y 12 familias. Resulta interesante mencionar que representan el 40.3 % de las especies, 68.2 % de los géneros y 80 % de las familias de odonatos de México (González, op. cit.). Por otro lado, al comparar la diversidad de odonatos de Los Tuxtlas con otras áreas tropicales de América, se muestra la alta diversidad de este sitio. En el Parque Nacional de Guanacaste, Costa Rica, se han registrado 86 especies; 90 especies en la Isla de Barro Colorado, Panamá, y en la Reserva de Tambopata en el Perú se reportan 151 especies. En este apartado, la información de la riqueza de especies de mariposas, se puede observar de manera sintética en el cuadro 6, en el cual se presenta el número de especies para Los Tuxtlas, Costa Rica y Norteamérica (norte de México). Cuadro 6. Comparación entre mariposas de Los Tuxtlas, Costa Rica y Norteamérica (norte de México).
Fuente: González, et al. Historia Natural de Los Tuxtlas. UNAM. 1997. En cuanto al endemismo de las mariposas en la zona, existen 4 especies y subespecies endémicas en las elevaciones altas de la Región de Los Tuxtlas. (Raguso, etal., 1997.). En el caso de los escarabajos (Coleoptera: Lamelicornia), los datos del presente trabajo provienen de la Estación de Biología Tropical de la UNAM, del Parque de la Flora y Fauna "Pipiapan" de la Universidad Veracruzana, y de algunas localidades aledañas a Catemaco, Sontecomapan, Cerro del Vigía, Volcán de San Martín Tuxtla y el Bastonal. Los resultados preliminares indican la existencia de 4 familias, 14 subfamilias, 28 tribus, 86 géneros y 218 especies (BEOTRT op. cit.). Cuadro 7. Composición taxonómica de los escarabajos en Los Tuxtlas.
Cuadro 8. Composición taxonómica de las hormigas del Volcán San Martín Tuxtla y la Estación de Biología Tropical de la UNAM.
NRM= Nuevo registro para México; *= en revisión para endemismos. Cuadro 9. Composición taxonómica de las moscas de la fruta en Los Tuxtlas.
NRM= Nuevo registro para México. Cuadro 10. Composición taxonómica de las lombrices de tierra en Los Tuxtlas.
P.H.= indicadoras de perturbación humana. Entre otros grupos se reportan 3 familias, 84 géneros y 111 especies de helmintos parásitos, anélidos y protozooarios, que enriquecen el número de especies de la zona. Asimismo, para los grupos Atyidae, Cambaridae, Palaemonidae, Pseudothelphusidae y Trichodactylidae se reportan 5 familias, 9 géneros y 19 especies. Cabe mencionar que dentro de los cambáridos, se reportan 2 especies endémicas y para el caso del grupo Pseudothelphusidae, 4 especies endémicas. Para los grupos mayores, dentro de los cuales destacan los moluscos continentales se registran 26 familias, 55 géneros, 15 subgéneros, 90 especies y 9 subespecies; además de 8 nuevos registros para el área. 4.4. Contexto Arqueológico, Histórico y Cultural La Región de Los Tuxtlas es un mosaico sociocultural, en el que coexisten grupos étnicos autóctonos con mestizos y criollos de diferente origen, lo que resulta una compleja combinación socio-cultural de formas de producción, prácticas religiosas y tradiciones. En esta región existieron grandes asentamientos humanos pertenecientes a la cultura Olmeca. La herencia de dicha cultura está presente en la zona, tanto en los vestigios materiales de los asentamientos, como en las técnicas de producción agrícola. Al noroeste de la ciudad de Catemaco se encuentran las ruinas prehispánicas de Matacapan, ciudad bien planeada y grande, construida alrededor del año 500 d.C. A partir del año 700 a.C. y durante mil años hubo una preponderancia en la región de grupos Mixe-Zoques, de los cuales descienden los Zoques-Popolucas, habitantes actualmente en la región. Probablemente estos grupos mantengan alguna continuidad de la cultura Olmeca y también tienen influencias de las culturas Teotihuacana, Totonaca y Maya. Además de los Zoques-Popolucas, en la región habitan Nahuas. Ambos grupos tienen un profundo conocimiento sobre el uso múltiple de los recursos, así como concepciones mágico-religiosas que rigen el aprovechamiento de dichos recursos. Sin embargo, los cambios que imponen las nuevas condiciones económicas y demográficas, con sus resultados en los cambios en el uso del suelo (cambio de bosques y selvas en tierras ganaderas u ocupadas con nuevos sistemas agrícolas), hace que este conocimiento esté en riesgo de desaparecer. Actualmente en la región aún tienen presencia importante los brujos, hierberos y hechiceros. Las ceremonias de invocación y celebraciones realizadas por los brujos en la ciudad de Catemaco, tienen fama local y nacional. 4.5. Contexto Demográfico, Económico y Social 4.5.1. Demografía El factor demográfico es uno de los temas más complejos de la Región de Los Tuxtlas, tanto por sus características de distribución, composición y diversidad, como por los aspectos dinámicos asociados a ellas. Si nos restringimos a analizar el factor demográfico de los límites del área natural protegida, resultaría un conocimiento incorrecto de los fenómenos demográficos que afectan a la misma Reserva. Un adecuado análisis de los aspectos demográficos del área (incluyendo el territorio de los ocho municipios que integran la Reserva y otros que tienen influencia en ella), requiere de una consideración variable del territorio en el que se distribuye la población. Por ello, en este apartado nos referiremos también al espacio regional amplio de Los Tuxtlas, definido según los límites de los municipios con representación territorial significativa en la región. En el Censo de 1990 y el Conteo de Población 1995, solamente se registran siete municipios, dado que Tatahuicapan de Juárez fue creado en 1997. Para el Censo del 2000, se consideran datos parciales de éste último porque se constituyó a partir de los municipios de Soteapan y Mecayapan. Se toman en cuenta además para el análisis, los municipios de Angel R. Cabada y Hueyapan de Ocampo. En el siguiente cuadro se muestran los datos demográficos relevantes de cada uno de los municipios de la Región de Los Tuxtlas. Se consideran los ocho municipios en los que se asienta la Reserva de la Biosfera, además del Municipio de Hueyapan de Ocampo, por los motivos antes expuestos. Cuadro 11. Población y tasas de crecimiento en la región.
Fuentes: 1INEGI, 1991; 2INEGI, 1996; 3 INEGI 2001. 4 Se mencionan datos del Municipio de Hueyapan de Ocampo porque se encuentra colindando con el Municipio de Catemaco y de Soteapan, con gran influencia demográfica en la región; el polígono de la Reserva de la Biosfera no considera este municipio. 5 El Municipio de Tatahuicapan de Juárez fue creado en el año de 1997, tomando territorio de los municipios de Soteapan y Mecayapan, por esta razón, la población de esos municipios disminuyó en el conteo total y es a partir del censo del 2000 que en Tatahuicapan de Juárez se registra población. NA: No Aplica, debido a que la superficie del municipio no es comparable entre 1990 y 2000, por la creación del Municipio de Tatahuicapan de Juárez. ND: No disponible, debido a que el municipio fue creado en 1997 (decreto estatal, marzo 20 1997). Para el periodo 19952000 en los municipios de Mecayapan y Soteapan, la SEDESOL registra tasas de crecimiento anual de 7.8 % y 0.99 %, respectivamente. La disminución en la tasa de crecimiento media anual de estos municipios se debe a la creación del Municipio de Tatahuicapan de Juárez, hacia el que pasaron poblaciones completas (SEDESOL. 2001a, 2001b, 2001c, 2000e). Una de las conclusiones fundamentales propuestas por PSSM, A.C. (1998), es que en términos demográficos, se reconocen condiciones y dinámicas claramente diferenciadas entre las dos subregiones. El cuadro 11 muestra las características generales de los municipios en los que se perciben en parte las grandes diferencias: población, tasas de crecimiento y densidad poblacional. Estas diferencias se harán más claras en párrafos posteriores, en donde se abordan aspectos específicos de los municipios y de la Reserva. A continuación se presentan los indicadores generales de la población contenida dentro del polígono de la Reserva, para el año 2000 (INEGI, 2001). Cuadro 12. Datos sociodemográficos dentro de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas.
Fuente: INEGI 2001. POB5 HLI: Población de 5 y más años hablante de lengua Indígena. POB15 ANALF: Población de 15 años y más, analfabeta. La población dentro del polígono de la Reserva, posee características básicamente rurales; para el año 2000 se registraron 399 localidades con una población total de 31,660 habitantes que representan únicamente el 8.25 % de la población total regional (9 municipios) o el 9.21 % de la población total de los 8 municipios en los que se localiza la Reserva. El Municipio de Catemaco contiene el mayor número de localidades dentro de la Reserva y, por lo tanto, el mayor porcentaje de la población. Distribución espacial y urbano-rural La gran mayoría de la población regional se concentra fundamentalmente en dos núcleos: el más importante en la zona occidental, particularmente en las tres grandes ciudades y otros poblados distribuidos alrededor y muy próximos a ellas. El otro núcleo de concentración se ubica en una franja al sur de la región. Cabe destacar, que ambos focos de concentración poblacional se localizan en las inmediaciones de la Reserva; de hecho su ubicación fue tomada en cuenta para elaborar el polígono general. El cuadro 11 nos permite apreciar la concentración de la población en los municipios de la región. Tres municipios (San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla y Catemaco), concentran más del 63 % de la población total de los nueve. Por otro lado, estos tres municipios tienen los niveles más altos de densidad de población, en donde San Andrés Tuxtla es el que presenta el valor más elevado (154.92 hab/km²). Sin embargo, los municipios de la Subregión Sierra de Santa Marta, para el periodo 19901995 presentaron las tasas de crecimiento más elevadas: Mecayapan 4.40; Pajapan 2.72; Soteapan 4.50, por lo que se prevé tener una tendencia similar. En la mayor parte del territorio se distribuyen una gran cantidad de localidades pequeñas, con poblaciones menores a los 600 habitantes. Todas ellas se reparten de una manera uniforme en el área, con excepción de los terrenos de mayor altitud. Es posible también observar que en las partes altas de los grandes volcanes se pueden encontrar aún grandes espacios prácticamente deshabitados, con muy escasas poblaciones (alrededor de cinco) menores a los 50 habitantes, lo cual indica la tendencia de poblaciones rurales. Para la región, se muestra la siguiente distribución de la población: Cuadro 13a. Distribución de la población en la región.
Fuente: INEGI 2001 Cuadro 13b. Distribución de la población por subregión (considerando los 7 municipios de mayor influencia en la Reserva).
Fuente: INEGI 2001 Los cuadros anteriores describen una tendencia de poblaciones rurales. El cuadro 13a muestra que el 54.37 % de la población regional habitaba en localidades menores a 2,500 hab. El 24.47 % se concentraba en localidades mayores a 15,000 habitantes y corresponde a población de las tres grandes ciudades. Las poblaciones entre 2,500 y 15,000 habitantes corresponden a cabeceras municipales (Subregión Santa Marta) o bien, poblaciones cercanas a ellas (incluyendo nuevamente a las tres grandes ciudades). El cuadro 13b nos indica que el 77.76 % de la población se encontraba en la Subregión de San Martín Tuxtla. Del total de la población de esa subregión, el 53.53 % se localizaban en localidades menores a 2,500 hab. pero sólo 3 presentaron poblaciones mayores a 15,000 hab. (tres grandes ciudades), manifestando nuevamente la tendencia de poblaciones rurales. Para la Subregión de Santa Marta (22.23 % de la población total de ambas subregiones), el 46.19 % de la población se encontraba en localidades menores a 2,500 hab. y no se presentaron poblaciones de más de 15,000 hab.; las poblaciones entre 2,500 y menores a 15,000 hab. corresponden a las cabeceras municipales o poblaciones grandes cercanas a ellas. Lo anterior muestra también una tendencia de poblaciones rurales. Dentro del polígono de la Reserva se presentan diversos rangos de localidades, como lo muestra el cuadro siguiente: Cuadro 14. Rangos de población por localidades dentro de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas.
Fuente: INEGI, 2001. El cuadro anterior nos muestra una tendencia de poblaciones rurales y una dispersión de la población característica: 397 localidades con menos de 1,000 habitantes; únicamente Sinapan con 1,044 habitantes y Sontecomapan con 2,388 habitantes. 238 localidades (viviendas o rancherías) entre 1 y 10 habitantes, haciendo un total de 1,239 personas, que pudieron estar dedicados a cuidar ranchos ganaderos. El mayor porcentaje de la población se localiza en 159 localidades, entre 11 y 1,000 hab.; sólo 32 localidades contienen el 34.47 % de la población total de la Reserva. Es importante mencionar, la existencia de cuatro poblaciones de más de 2,000 habitantes, ubicadas en el exterior inmediato del límite sur la Reserva: Soteapan (4,052 hab.), Mecayapan (4,899 hab.), Tatahuicapan (6,723 hab.) y Pajapan (7,303 hab.). Al oeste de la Reserva, como ya se mencionó anteriormente, se encuentran tres ciudades, cada una con más de 15,000 habitantes: San Andrés Tuxtla (54,853 hab.), Catemaco (23,631 hab.) y Santiago Tuxtla (15,348 hab.), las cuales albergan el mayor número de población (SIG; INE/I de E, 1994; INEGI, 2001). Todo lo anterior, nos permite concluir que Los Tuxtlas es una región densamente habitada, cuya población está desigualmente distribuida, es mayoritariamente de características rurales y en la que aún existen amplios espacios relativamente sin población, pero que también están sometidos a algún grado de humanización. Por su parte, la Reserva es un área natural protegida que se encuentra sometida a una intensa presión derivada de la gran cantidad de habitantes en la región y que requiere de los recursos que la zona ofrece. Dentro de los límites del área natural protegida viven 31,660 habitantes, cantidad que nos habla de la intensa presión ejercida sobre los recursos de la misma, pero también tal cifra nos da idea del tamaño del reto que implica demostrar la viabilidad de vincular los objetivos de protección y conservación de los recursos, con los del desarrollo de una población muy marginada, que requiere satisfacer amplias necesidades. Composición étnica Existen en la región cuatro municipios con una población predominantemente indígena, aunque en Hueyapan de Ocampo existe, pero en menor medida que los anteriores; los primeros contienen más del 60 % de población hablante de lengua indígena mientras que el segundo, cerca de un 20 %. El siguiente cuadro nos permite apreciar la importancia relativa de la población indígena en cada municipio. En Mecayapan y Pajapan, la etnia predominante es la Nahua, mientras que en Soteapan y Hueyapan de Ocampo es la Zoque-Popoluca. Cuadro 15. Población regional hablante de lengua indígena en 2000.
Fuente: INEGI, 2001.1 POB5 HLI Población de 5 años y más hablante de lengua indígena. 2 Porcentaje con respecto a la población total de 5 años y más Cabe mencionar que según los datos del Censo, en casi todos los municipios hay un descenso en el porcentaje de la población indígena; solamente Mecayapan registra un aumento relativo de este indicador. Por otro lado, los mismos datos censales evidencian que en los ayuntamientos de la Sierra de Santa Marta existe un alto predominio relativo de la población indígena, mientras que en Hueyapan de Ocampo hay una tendencia progresiva de disminución en su presencia relativa. En el caso de los municipios de Angel R. Cabada, Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla y Catemaco, los escasos indígenas corresponden básicamente a la etnia Nahua. Aunque en décadas pasadas era mayor la presencia indígena en esta zona, históricamente ha sido menos relevante que en la Sierra de Santa Marta. No obstante, la dinámica demográfica ha resultado en una virtual desaparición de la misma. Cuadro 16. Población Indígena dentro de la Reserva.
Fuente: INEGI 2001 Al interior de la Reserva las cifras anteriores muestran un comportamiento similar: la población indígena está presente en los cuatro municipios, con respecto a la población total por municipio, representa un porcentaje importante, entre el 49 y 70 %. Sin embargo, en todo el territorio de la Reserva la población indígena sólo constituye el 21.50 % del total de la población de 5 años y más, prevaleciendo la población criolla. Las localidades de la Reserva de la Biosfera en su mayoría están catalogadas como de muy alta o alta marginación, según el Consejo Nacional de Población y Vivienda (CONAPO, 2000) Dinámica demográfica Entre los procesos demográficos más notables en la región podemos mencionar el crecimiento demográfico y la densificación de la población. La migración es un fenómeno que recientemente se intensifica y tiende a ser muy importante. Crecimiento demográfico Para 1995, los municipios de la Sierra de Santa Marta (Mecayapan, Soteapan y Pajapan) son los que presentaron las más altas tasas de crecimiento en la región, con una tasa promedio de 4.09, mientras que la tasa promedio regional fue de 2.08. El Cuadro 11 muestra las tasas de crecimiento determinadas para la región, en el periodo 19902000. Es preciso señalar que las elevadas tasas de crecimiento registradas en el periodo 19901995, fueron producto de la combinación de los crecimientos de tipo natural y social de las poblaciones. Hacia el último quinquenio de la década de los noventa, como producto de la cancelación de miles de empleos en las ciudades cercanas a la región (más de 60,000 trabajadores desempleados en el sur del Estado de Veracruz), derivado de la crisis que afectó al sector industrial regional, se registró un proceso de retorno de varios cientos o miles de habitantes hacia la Sierra, los cuales habían estado trabajando en las grandes ciudades aledañas. Para el año 2000, se aprecian en los municipios de Angel R. Cabada, Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla y Catemaco, tasas de crecimiento menores o similares a la estatal, mientras que la del Ayuntamiento de Pajapan tuvo una tasa de más del doble de la zona; para los municipios de Mecayapan, y Soteapan, el comportamiento fue a la baja y Tatahuicapan de Juárez, tuvo un crecimiento medio anual de 0.8 %, entre los años 1995 y 2000 (SEDESOL, 2001c). El comportamiento de las tasas de crecimiento está influenciado directamente por el fenómeno de la migración, que en general para la región, está teniendo un crecimiento más notorio en la Subregión Santa Marta, como más adelante se señala. 4.5.2. Social Densificación-concentración urbana Por otro lado, el crecimiento natural de la población de las ciudades y de los grandes pueblos, además de la disminución de oportunidades de ocupación como productores primarios en las comunidades más pequeñas, resulta en un crecimiento de las localidades con características urbanas y en una concentración de la población en ellas. Como se mencionó anteriormente, en el año 2000 el 54.37 % de la población total de la región, habitaba en localidades menores a 2,500 habitantes. Este proceso de concentración de la población urbana se registra en las localidades establecidas al sur de los grandes volcanes. Las ciudades de Soteapan, Tatahuicapan, Pajapan, Mecayapan y Sontecomapan, y otras grandes localidades también concentran una creciente cantidad de población. Migración-expulsión Un fenómeno reciente del cual no existe un conocimiento detallado, es el de la emigración hacia el norte del país o a Estados Unidos. En las ciudades grandes de la región se han instalado oficinas reclutadoras de migrantes, que ofrecen empleos en diferentes lugares. Aunque no existen datos precisos, diversos testimonios indican que al menos un camión sale cada semana con gente de la Sierra (jóvenes en su gran mayoría), en busca de mejores oportunidades de empleo; el periodo de ausencia es de al menos 6 meses. Esto debe de observarse en el contexto de la situación estatal, dado que actualmente Veracruz es uno de los estados con mayor expulsión rural, ocupando el cuarto lugar, después de Oaxaca, Guerrero y Zacatecas (Contreras, 1999). La migración temporal y permanente forma parte integral de los sistemas productivos de algunas comunidades, dada la escasez estacional, la falta de oportunidades productivas o simplemente como complemento a la economía familiar durante las temporadas sin actividad agrícola. Existe una importante migración temporal proveniente de los cuatro municipios que conforman la Sierra de Santa Marta, donde sobresalen las comunidades del Municipio de Soteapan que en 1995 llegaban a aportar el 52 % del total de emigrantes regionales (PSSM, 1996). La mano de obra desplazada temporalmente es captada principalmente por los municipios de Coatzacoalcos, Minatitlán y Tatahuicapan de Juárez, y por la colonia La Perla del Golfo, en la cual, hasta 1996 se captaban alrededor de 100 trabajadores para las actividades culturales del chile xalapeño y para la ganadería. Para 1995, no existía una migración importante hacia los Estados Unidos o a la capital de México (PSSM, A.C., 1996). Las actividades más importantes para contratar a emigrantes son: como jornaleros en la producción básica y como chapeadores, peones, sembradores, vaqueros y otros; en segundo lugar en importancia, se contratan para la construcción, como peones y albañiles; se identifica en tercer lugar a los que trabajan como obreros en el corredor industrial CoatzacoalcosMinatitlán, en actividades ligadas al petróleo principalmente (SEMARNAP. 1997). El Municipio de Mecayapan, por ejemplo, debido a la falta de empleo y oportunidades al interior de la localidad, presenta un grado de emigración muy elevado; aunque el fenómeno es principalmente de gente joven, no deja de impactar a los demás estratos de la sociedad. Se estima que entre 4,000 y 5,000 personas del municipio emigran al año; de ellas el 10 % lo hacen de forma definitiva. En la localidad de Huazuntlán existe una "agencia de viajes" que promociona paquetes hacia los estados de Chihuahua y Baja California (SEDESOL, 2001b). Este fenómeno ha traído como secuela que la población de la tercera edad incremente su vulnerabilidad y disminuya aún más su calidad de vida, ya que tradicionalmente dependen del apoyo que les pueda brindar la familia; con la emigración este grupo está quedando desamparado. Para el Municipio de Soteapan, se estima que alrededor de 4,500 personas emigran al año; tan sólo de la localidad de Soteapan se calcula que salen 1,200 personas anualmente; de ellas el 10 % emigran definitivamente. En temporada alta de emigración, salen hasta tres camiones diarios. Una forma especial de emigración es el enlistado al ejército de los jóvenes que terminan la secundaria, lo cual ha traído como consecuencia que las mujeres, niños y población de la tercera edad se vean afectados en sus niveles de vida, especialmente los menores y ancianos que tradicionalmente dependen económicamente del jefe de familia (SEDESOL, 2001a). El fenómeno arriba descrito para Mecayapan y Soteapan, es similar para los municipios de Pajapan, Tatahuicapan de Juárez y para la región, Hueyapan de Ocampo, Catemaco, San Andrés Tuxtla y otras localidades. No existen datos actualizados, pero la región se está convirtiendo en un importante centro de mano de obra a nivel nacional. Educación Los servicios de educación en la Región de Los Tuxtlas, especialmente en la Subregión de la Sierra de Santa Marta, son escasos o nulos; la ausencia en infraestructura y de maestros es notoria, aunado al limitado nivel de escolaridad. Por ejemplo, en 1990, a nivel regional existía una escuela primaria por cada 1.7 localidades; una escuela secundaria por cada 8.1 localidades y una escuela preparatoria por cada 56.5 localidades, que para el caso de la Subregión Sierra de Santa Marta, este último nivel estaba prácticamente vedado al existir un bachillerato para 163.5 localidades (INEGI. 1991) En 1990 a nivel regional existía un profesor por cada 28.9, 18.9 y 12.6 alumnos de primaria, secundaria y bachillerato, respectivamente. Sin embargo, la instrucción a nivel primaria en las zonas rurales se caracteriza por el ausentismo de los maestros, sobre todo en la parte más alejada de la Sierra (op cit). Para el año 2000, las cifras no han cambiado de manera significativa a nivel municipal: por ejemplo, en Mecayapan existían 43 escuelas que van del preescolar al bachillerato, en ellas laboraban 179 profesores que impartían clase a 4,645 niños (108 alumnos por escuela; 25.94 alumnos por maestro); en Soteapan la educación se impartía a través de 73 escuelas, del preescolar al bachillerato, con 249 profesores que daban clase a 7,538 niños (103.26 alumnos por escuela; 30.27 alumnos por maestro); en Tatahuicapan de Juárez la enseñanza educativa se impartía a través de 48 planteles que comprendían los niveles de preescolar al bachillerato, 173 profesores daban clases a 3,564 alumnos (74.25 alumnos por escuela; 20.60 alumnos por maestro), contando adicionalmente el municipio con un centro de educación del INEA, 2 albergues escolares del INI, un centro de educación y capacitación de la mujer indígena, así como una escuela privada de computación e inglés; en Pajapan, la educación se impartía a través de 41 escuelas, en los niveles de preescolar a secundaria, 131 profesores atendían a 3,648 alumnos (88.97 alumnos por escuela; 27.84 alumnos por maestro), se contaba también con un albergue escolar del Instituto Nacional Indigenista y con la presencia del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, en la enseñanza de primaria, secundaria y bachillerato. Cuadro 17. Educación
Fuente: INEGI 2001.1 Porcentaje con respecto a la población total municipal de 15 años y más. ²Porcentaje con respecto a la población total regional de 15 años y más. El cuadro anterior muestra que los municipios indígenas de la Sierra de Santa Marta, poseen los niveles más altos de analfabetismo entre la población de 15 años y más. Sin embargo, es importante notar que la población analfabeta del Municipio de San Andrés Tuxtla es mayor que la total municipal de Mecayapan, de Pajapan o de Tatahuicapan de Juárez. Para la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, en el año 2000 se tenían los siguientes datos: Cuadro 18. Educación en la Reserva.
Fuente: INEGI, 2000 De manera general, el 30.45 % de la población total de 15 años y más no sabían leer ni escribir; pero si se observan los porcentajes de las comunidades por municipio, se aprecian números un poco más altos en las indígenas. El 58.53 % de la población analfabeta de 15 años y más pertenece a los municipios no indígenas. Las cifras anteriores indican que en toda la Reserva existe un porcentaje elevado de analfabetas. 4.5.3. Economía En la Región de Los Tuxtlas las estadísticas demográficas reflejan que las áreas rurales poseen gran parte de la población, por ende, establecen el tipo de economía desarrollada no solamente en esas comunidades, sino en toda la región. Prevalecen así las actividades primarias, posteriormente las terciarias y en última instancia, las secundarias. Cuadro 18a. Población regional económicamente activa y ocupada.
Cuadro 18b. Ambitos de ocupación de la PEA
Fuente: INEGI 2001. PEA: Población económicamente activa. PO: Población ocupada. PRIM: Población ocupada en actividades primarias (agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, caza y pesca). SEC: Población ocupada en actividades secundarias (minería, industria manufacturera, electricidad, extracción de petróleo, agua y la construcción). TER: Población ocupada en actividades terciarias (comercio, transporte, gobierno y otros servicios). El cuadro anterior refleja la dominancia de la población dedicada a actividades primarias, sobre todo en los municipios de la Subregión Sierra de Santa Marta (indígenas), aunque en los otros municipios las actividades terciarias y secundarias tienen una mayor población dedicada a ellas. En la población de la Reserva de la Biosfera la tendencia es similar, de acuerdo al siguiente cuadro. Cuadro 19. Actividades productivas y población en la Reserva.
Fuente: INEGI, 2001 Las cifras anteriores indican que en la Reserva, el 78.61 % de la población ocupada se dedica a actividades primarias, por lo que la economía se mueve en este sector. A continuación se describen algunos de los aspectos más significativos de las principales actividades productivas de la región, así como sus principales consecuencias ambientales. Agricultura Maíz. Destaca dentro de los cultivos principales de la región, por ocupar la mayor parte de la superficie de labor, pues suma el valor más alto de la producción, de los costos de producción y de los jornales utilizados (SEMARNAP/PRODERS, et al., 1997). Aproximadamente el 53 % de la población ocupada en la actividad agrícola se dedica a la producción de maíz, productores que en su mayoría poseen terrenos bajo régimen de propiedad ejidal, con superficies promedio de 1.5 ha. Este cultivo tiene una amplia distribución en toda la región, destacando, en el caso de los municipios de la Reserva: Soteapan, Tatahuicapan, Pajapan, Mecayapan y San Andrés Tuxtla. Durante el período de 1992 a 1996, la superficie sembrada con maíz aumentó de manera importante, hasta en un 63.2 %, mientras que el rendimiento por hectárea lo hizo en 15.8 %, reflejándose en el nivel regional en un aumento del 84.6 % en el volumen de producción de grano, favorecido principalmente por la implementación del programa PROCAMPO. (SEMARNAP/PRODERS, 1997). Mientras que en la Subregión de Santa Marta gran parte de los terrenos destinados a la producción de maíz se localizan en la zona de amortiguamiento o en las inmediaciones de ésta, los terrenos maiceros de la Subregión de San Martín Tuxtla se encuentran en la denominada zona de influencia. En varias zonas de la región se pueden llevar a cabo dos periodos de cultivo, de abril a noviembre en temporal (primavera-verano) y de noviembre a marzo, en la modalidad denominada tapachole (otoño-invierno). Hay una notable riqueza de materiales criollos de maíz, en cuanto a adaptaciones ecológicas, tallas, producción y épocas de siembra. No obstante que existen variedades mejoradas e híbridos para las partes bajas (menores a 900 msnm), todavía es muy frecuente observar el uso de germoplasma regional, particularmente en las zonas Zoque-Popoluca y Nahua del sur de la Reserva y particularmente, en las áreas de producción superiores a los 400 msnm es decir, insertas o colindando con la zona de amortiguamiento. La presencia de estas variedades ha sido consignada a través de diversos estudios (Perales, 1992; Blanco, 1997) y para los fines de la conservación biológica, las aproximadamente 20 variedades de maíz criollo deben tener especial consideración. Caña de azúcar. En el nivel regional, el cultivo de la caña de azúcar posee importancia en algunos de los municipios comprendidos dentro de la Reserva, los cuales ocupan los terrenos más planos o suavemente ondulados. Estos municipios son Angel R. Cabada, San Andrés Tuxtla y Santiago Tuxtla. La caña de azúcar tiene una extensión de más de 5,000 ha en la Reserva, principalmente en la porción nor-noroeste. La actividad cañera ha sido económicamente importante para la Región de Los Tuxtlas y como opción remunerativa para la población de la zona serrana de la Reserva, al emplearse temporalmente en el corte de la gramínea. Frijol. Posee una gran importancia principalmente por su papel alimenticio en el autoabasto y como sistema que absorbe ocupación de la fuerza de trabajo. Actualmente este cultivo se encuentra notablemente a la baja en su superficie de cultivo, principalmente en los municipios de San Andrés Tuxtla y Soteapan. Asimismo, aunque la superficie regional sembrada en el ciclo 1995/96 presentó un incremento del 4.8 % respecto del ciclo 1991/92, la producción disminuyó en un 43.5 % como consecuencia de la reducción en el rendimiento de un 45.9 % en el mismo periodo. Esto se debió a la presencia de plagas, enfermedades y al bajo nivel tecnológico empleado (SEMARNAP/PRODERS, 1997). Debe agregarse también a esos factores el uso de terrenos de fuerte pendiente, con baja fertilidad y uso prolongado. En el caso de las plagas, especial referencia debe hacerse al molusco denominado siete cueros (Veronicella moreleti) (INE/PSSM, A.C./IIS-UNAM, 1997). Esta situación ha tendido a agravarse, con consecuencias para el autoconsumo local, haciendo perder al Municipio de San Andrés Tuxtla su liderazgo a nivel estatal. Actualmente se considera que el rendimiento promedio por hectárea cosechada en Los Tuxtlas es de 492 kg. Si se considera un consumo mínimo promedio de 91 kg. anuales por adulto, la región presentaba ya un déficit de este alimento básico en 1995. Tabaco. Existe una zona dedicada tradicionalmente a la producción de tabaco localizada entre las ciudades de San Andrés Tuxtla y Catemaco, debido a que en las profundas tierras negras (Andosoles) se ha cultivado desde hace muchos años. La superficie en la primera mitad de los años 90, llegó a ocupar hasta 2,500 ha; sin embargo, a partir de 1997 se ha verificado una irrupción bastante agresiva por parte de empresas y empresarios del sector privado, algunas nuevas en la región o asociadas a productores locales, lo que ha motivado un paulatino crecimiento de la actividad de siembra de tabaco, compitiendo por superficies dedicadas a cultivos básicos y a ganadería. A razón de 1,100 kg/ha de hoja seca, actualmente se podrían estar produciendo entre 3,000 y 5,000 toneladas por ciclo. Como actividad productiva, el cultivo de tabaco es muy importante, pues ofrece directa e indirectamente entre 6,000 y 9,000 empleos por año (cultivo, cosecha y en labores de beneficiado y transformación del producto, así como en la fabricación de puros a mano). (INE/PSSM, A.C./IIS-UNAM, 1997). Café. La cafeticultura es una actividad importante en la Región de Los Tuxtlas. De acuerdo a datos del Consejo Veracruzano del Café, en 1996 la región registró una superficie sembrada de 3,550 ha y rendimientos de café cereza de entre 830 a 1,190 kg/ha. Soteapan, Catemaco y Hueyapan de Ocampo son los municipios con mayor superficie de cafetales. El café es uno de los cultivos que responden mejor a la preservación de las funciones ambientales, principalmente por la cobertura arbórea que proporciona al suelo. Sin embargo, se han visto disminuciones importantes, tanto en su superficie como en los rendimientos del cultivo. En 1991 se registraron 6,381 ha (incluyendo al Municipio de Hueyapan de Ocampo), con rendimientos de 1,500 kg/ha promedio, lo cual ha representando disminuciones del 44.4 y 44.7 % (SEMARNAP/PRODERS, 1997). En general, dichas disminuciones tienen que ver con recurrentes crisis del mercado del café y concomitantemente con el descuido tecnológico del cultivo, lo que ha ocasionado drásticos cambios en el uso del suelo hacia la ganadería o agricultura de escarda. En el sur del Estado de Veracruz, los terrenos de cultivo de café se encuentran precisamente en la Sierra de Los Tuxtlas, sin embargo, representa sólo el 3 % de la superficie estatal cultivada. De su cultivo dependen cerca de 1,700 familias, (INMECAFE, citado por Blanco, 1996). Los principales municipios son Soteapan, Mecayapan, Catemaco y Hueyapan de Ocampo. Sólo los tres primeros se ubican en la Reserva y el último en las inmediaciones. Precisamente los cafetales de los ejidos más cercanos a la Reserva son los que presentan características más cercanas al tipo de sistema conocido como café ecológico, esto es, donde las plantas de cafeto están sembradas bajo un dosel arbóreo de importancia y con bajos aportes de insumos agroquímicos. En los municipios de la Reserva en donde se cultiva café (Catemaco, Soteapan, Mecayapan) se presentan tres modelos de producción: el rusticano, el especializado y el policultivo comercial. El sistema rusticano ocupa más del 75 % de la superficie cultivada en la Reserva y en sus inmediaciones, principalmente en los municipios de Soteapan y Mecayapan. El modelo rusticano está integrado por café y utiliza como sombra árboles de la vegetación natural tales como: jonote (Heliocarpus donell- smithii), jobo (Spondias mombin), ixpepe (Trema micranta), palo mulato (Bursera simaruba), sangregado (Croton draco), tepesuchil (Terminalia amazonia), y ocote (Liquidambar styraciflua), entre otros. (SEMARNAP/PRODERS, op. cit.). Recientes estudios detallados realizados en el ejido San Fernando, Municipio de Soteapan, han mostrado una riqueza importante de plantas, registrándose más de 300 especies de 72 familias y 155 géneros (Beaucage, et al., 1999). De los otros modelos, el especializado se conforma por café y varias especies del género Inga, conocidos como chalahuites o vaina. El policultivo comercial lo compone el café más otras especies con importancia comercial, en este caso con palma Camedor (Chamaedora elegans), cedro rojo (Cedrela odorata), caoba (Swietenia macrophylla) y cedro nogal (Juglans sp.). Este modelo junto con el rusticano, se presentan principalmente en los municipios de Catemaco y Hueyapan de Ocampo. Existe un programa intensivo de enriquecimiento de cafetales y reforestación, el cual se ha verificado desde hace un poco más de cuatro años. Independientemente del modelo que se observe, el cultivo de café presenta un impacto positivo en la conservación de los recursos, debido a que tiene un comportamiento análogo a un ecosistema natural, como puede ser el bosque mesófilo de montaña o la selva mediana. Estos modelos poseen una buena variedad de especies silvestres y cultivadas que favorecen el desarrollo de la cobertura vegetal, la conservación de la biodiversidad y ofrecen beneficios ambientales importantes. Por su estructura y manejo, los cafetos bajo sombra recrean las condiciones de un bosque natural que favorece el desarrollo de la flora y fauna; conservan los suelos; aportan materia orgánica, y se convierten en refugio de especies animales. Además contribuye a la retención del carbón liberado a la atmósfera, con lo que permite mantener el equilibrio de los ciclos globales. En el trabajo de PRODERS/ SEMARNAP, et al., (1997), se calcularon índices de sustentabilidad por cultivos y el que representó el mejor índice fue precisamente el del cultivo de café. Papaya. Este cultivo ha tenido una tendencia a la baja, después de haber representado para los municipios y respecto a los demás cultivos de la zona sur de la Región de Los Tuxtlas, el tercer lugar en cuanto al volumen de la producción, quinto en valor de la producción, costos de producción y jornales requeridos; pasó de 2,389 ha en 1993 a 1,496 ha en 1996. Ello, debido principalmente a la incidencia de enfermedades como la virosis. (SEMARNAP/PRODERS, op. cit.). La importancia regional de otros cultivos como naranja, chile, limón y arroz está localizada en pequeñas superficies y en ambientes ecológicos y socioeconómicos particulares. Del total de jornales utilizados para las labores en los principales cultivos agrícolas, el 84.5 % corresponden a mano de obra familiar (mujeres, niñas y niños) y el resto a mano de obra asalariada. Ello permite apuntalar la afirmación de que la actividad agrícola es fuente importante para la retención de mano de obra, no obstante las desventajosas condiciones en las que se da la producción agrícola y los crecientes niveles de emigración hacia la región fronteriza del país. Sobre el total de cultivos de la región, se han calculado las siguientes cantidades de insumos consumidos al año: fertilizantes, 16,640 ton/año; insecticidas, 91,574 lt/año y herbicidas 34,374 lt/año. Desde el punto de vista económico, el uso de estos insumos representa el 21.7 % del costo total de producción; mientras que su impacto en los rendimientos es poco significativo debido al uso inadecuado de estos; socialmente representa un desconocimiento de su uso eficiente, pero a la vez, una alternativa para mejorar la producción a corto plazo y ecológicamente un mayor daño al ambiente por la contaminación de los residuos tóxicos. Por otro lado, dado que en muchos casos el uso de los insumos químicos se realiza en forma inadecuada, provocan graves perjuicios a la salud humana (Godínez, et al., 1999), además de los daños ecológicos que no han sido estudiados con detalle. Ganadería Con una superficie aproximada a las 160,000 ha dedicadas a pastizales, la Región de Los Tuxtlas presenta un paisaje predominantemente ganadero, matriz en la que se imbrican los usos agrícolas y forestales. En el territorio de la Reserva se estima una superficie de 86,739 ha dedicadas a pastizales para la ganadería. Una mezcla de políticas públicas (colonización, repartición de tierras y créditos), así como patrones productivos y prácticas culturales, de influencia externa principalmente, determinaron que el uso del suelo para fines ganaderos se fuera imponiendo en la región desde principios de la década de los años 60 hasta el año de 1990, con una tasa de crecimiento promedio anual de 180 % y entre 1990 y 1995 de 26 % anual. Sin embargo, mientras que en el Municipio de Catemaco la ganadería registró un decremento entre 1990 - 1995, del orden del -4.3 %, el Municipio de Mecayapan presento uno del 40 %. La serie histórica de datos manifiesta que la población regional de ganado bovino tuvo un acelerado crecimiento en el período de 1960 a 1990, del orden de 180.4 %, cifra muy superior al crecimiento de 26.4 % registrado en el inventario estatal durante el mismo período. Contrasta el hecho de que en el período 1990-1995 el crecimiento regional disminuyó hasta 26.2 %, no obstante que en el nivel estatal fue de 88.0 % (PRODERS/SEMARNAP, 1997). Las unidades de producción son en su mayoría de propiedad ejidal, seguidas de las de propiedad privada, 77.1 y 20.4 %, respectivamente; la inmensa mayoría son unidades de producción rurales (99.79 %). El tipo de ganadería extensiva es el predominante, tanto entre pequeños propietarios como entre ejidatarios. Este tipo de manejo sólo permite mantener dos cabezas por hectárea en las partes bajas y una en la montaña. (PRODERS/SEMARNAP;INE-PSSM, A.C., 1997). En el año de 1995 se contabilizó una población de bovinos de 97,497 cabezas en la Subregión de Santa Marta incluyendo a Catemaco, mientras que en la Subregión de Los Tuxtlas, sólo en los municipios de Santiago Tuxtla y San Andrés Tuxtla se registraron un total de 124,350 cabezas, haciendo un gran total de 221,847 cabezas. Para la identificación y caracterización de los sistemas de producción de bovinos se considera que los objetivos del propietario, en cuanto a la obtención de satisfactores o productos de las fases del ciclo biológico del ganado (cría, lactancia, engorda, mantenimiento para aprovechar la fuerza de trabajo), son los principales aspectos que ayudan a reconocer diferencias entre sistemas. Las modalidades de cómo producir tales satisfactores, sea en pastoreo, semipastoreo o en estabulación, son solamente variantes que dan alguna particularidad de manejo para la producción. Solamente el 23.0 % del inventario de ganado bovino en la región está registrado como fino; el resto es corriente (41.6 %) o una cruza indefinida (35.4 %). Tales cifras contrastan con los promedios estatales, ya que en dicho nivel el ganado fino, corriente y cruzado está repartido en 27.9, 21.9 y 50.2 %, respectivamente. El ganado fino corresponde a distintas razas cebuinas (Bos indicus), entre las que predominan el Indobrasil, Nellore, Guzerat y Gyr; además de europeas (Bos taurus), como el Pardo Suizo y Holstein. En la región, una ligera mayoría se dedica a la producción de doble propósito, seguido de una proporción similar de sólo carne y por una cantidad poco significativa de sólo leche y sólo animales de trabajo o sementales, con el 46.2, 44.9, 6.0 y 3.0 %, respectivamente. Este orden de importancia es el mismo que presenta la especialización de las unidades de producción bovinas en el nivel estatal, donde la gran mayoría están dedicadas al doble propósito, seguido en menor proporción por las dedicadas sólo a la carne, leche y animales de trabajo o sementales, con el 61.4, 29.6, 6.7 y 2.4 %, respectivamente. Es evidente que la orientación productiva hacia la producción de carne bajo los sistemas de cría y engorda es más relevante en la región que en el Estado. En la Región de Los Tuxtlas las unidades de producción tienen para sus propietarios otros objetivos adicionales, que a veces son más importantes que la producción misma; así por ejemplo, para los pequeños propietarios el ganado es un medio que les permite alcanzar cierta seguridad familiar, mientras que para los grandes propietarios es una forma de acumular capital. El tipo de infraestructura que se emplea como apoyo de la producción ganadera, por tratarse de una ganadería básicamente extensiva y poco tecnificada, consta de un equipamiento sencillo y un considerable uso de mano de obra, además de que el creciente aumento en los precios para su implementación, repercuten en el poco mantenimiento de la existente. Una importante diferencia en los tipos de manejo de los terrenos ganaderos es el que tiene que ver con el tipo de cerco utilizado para dividir los sitios. En las partes de mayor altitud se emplean principalmente postes de madera muerta debido a la abundancia de árboles y a la facilidad con la que se pueden obtener, sin embargo, debido a la poca duración de los mismos a causa de la humedad y plagas y a las políticas de conservación de la vegetación natural, se está difundiendo el uso de postes vivos con no buenos resultados. En los terrenos de altitud baja e intermedia es donde los postes vivos de cocuite (Gliricidia sepium), palo mulato (Bursera simaruba) y cosquelite (Erythrina folkersii) están más difundidos y predominan sobre los postes de madera muerta. Al estudiar el papel de árboles solitarios y los cercos vivos en la dispersión y sucesión vegetal, se ha puesto de relevancia la existencia de estos sistemas desde el punto de vista ecológico, pues los ejemplares arbóreos determinan una gran proporción de los terrenos dedicados a pastizales (I de E, 1998; Guevara, et. al., 1997). Estos sistemas proveen sombra y forraje para el ganado, así como leña. La importancia ecológica que tienen los árboles aislados en los potreros de la región es grande; se ha calculado que existen de 0.3 a 39.0 árboles por hectárea (Guevara, op. cit). Respecto al tipo de unidad de producción ganadera, ésta es sensiblemente diferente en las subregiones del Volcán San Martín Tuxtla y la Sierra de Santa Marta. El impulso de modelos de transferencia tecnológica a través de los Grupos Ganaderos de Validación de Transferencia Tecnológica (GGAVATT) sólo se ha dado hasta el momento en la Subregión de San Martín Tuxtla. Aún dentro de los grupos de ganaderos organizados que han logrado adoptar un buen número de propuestas de este modelo, no se ha logrado alcanzar a la mayoría de los miembros y dado que gran parte de la aplicación de este modelo está basado en diferentes niveles de inversión propia por parte del productor, los reclutados aún no tienen un peso considerable en la región. Un aspecto determinante en la orientación productiva de las unidades de producción en la región, es el comportamiento que tienen las especies forrajeras en cuanto a su crecimiento, ocasionado principalmente por la marcha anual del clima. Con excepción de las unidades de producción localizadas a mayor altitud, donde la precipitación y humedad relativa son altas, en las de menor altitud se presenta déficit de este elemento, que se refleja en una marcada estacionalidad en el crecimiento de los pastos. La época de secas en las zonas altas es menor de 2 meses, mientras que en los llanos de baja altitud llega a ser hasta de 6 meses. El mes de abril es el más crítico en la producción de forrajes para el ganado, pues representa menos de la mitad de la cantidad que se puede obtener durante el mes de agosto. Ante la situación de escasez de pasturas, la estrategia de algunos productores es el mover el ganado de las partes de menor altitud, hacia las de mayor altitud, donde las condiciones son menos severas; quienes no pueden hacer este traslado, venden parte del hato para ajustar la carga animal de las praderas y otros tratan de aprovechar recursos forrajeros alternativos disponibles localmente. Uso forestal Las diferentes iniciativas de conservación dirigidas hacia la Región de Los Tuxtlas han tenido siempre como objetivo el detener el proceso de deforestación ocurrido, principalmente a raíz del intenso proceso de colonización y ganaderización, entre los años 1967 a 1990. En estos 23 años desaparecieron 63,100 ha de selvas y bosques, equivalentes al 77.2 % de las 81,770 ha de vegetación existentes en el primer año mencionado. En orden de importancia los tipos de vegetación más afectados por la deforestación, fueron la selva alta y mediana perennifolia, el bosque caducifolio o mesófilo, los encinares semicálidos y cálidos, así como los pinares (GEF/PSSM, A.C., 1996; PRODERS/SEMARNAP, 1997). Niveles de deforestación en la Sierra de Santa Marta, Ver.
Fuente: Mapas de Vegetación 1967, 1976 y 1990 del SIG del PSSM, A.C. Entre dichas iniciativas se han establecido vedas forestales (1958-1978) y programas de desarrollo forestal que no lograron revertir ni detener la paulatina disminución de cobertura arbórea. En casi todos los casos, los resultados fueron magros debido a la confrontación de estas iniciativas con las de los sectores agrícola y pecuario. El aprovechamiento y el saqueo de madera se practicaron en consonancia con intereses particulares externos y con las necesidades de la población en la búsqueda de maderas preciosas y especies no maderables como tubérculos, palmas y fauna asociada. Aunque existen datos estadísticos sobre los aprovechamientos forestales, generalmente estos son incompletos o parciales y hacen referencia a los oficialmente autorizados, principalmente de carácter doméstico. Actualmente los aprovechamientos maderables de tipo comercial están muy restringidos, por lo que predominan los destinados al abasto local, los ilegales y los que son caracterizados como "tala hormiga". Este es el caso de los que abastecen preferentemente la demanda de productos que requiere la industria tabacalera para el secado, la fabricación de muebles artesanales (como la localidad de Pajapan, donde se concentra principalmente la mayor cantidad de carpinterías artesanales en el sur de la Reserva), la construcción doméstica y el abasto de leña. Siendo una región en donde domina la población rural, se reportan 13,206 unidades consumidoras de leña, cifra que representa el 47.4 % del total de unidades de producción rural. El volumen consumido de leña asciende a 11,472.4 m³, cifra que representa el 12.9 % de la producción maderable (GEF/PSSM, A.C., op. cit.; PRODERS/SEMARNAP, op. cit.). Otros usos económicos de los bosques y selvas La alta diversidad biológica presente en la región ha representado una fuente importante de abasto para la subsistencia y la extracción de productos destinados al mercado. En las décadas de los 60 y 70, el barbasco (Dioscorea sp.) jugó un importante papel para las comunidades indígenas y sobre todo para los colonizadores provenientes de otras partes del estado y del país. Sin embargo, el derrumbe del mercado ante el advenimiento de los esteroides sintéticos provocó que este recurso dejara de tener importancia. Desde hace varios años los trabajos de investigación del Proyecto Sierra de Santa Marta, A.C. y de la Dirección de Culturas Populares- Acayucan, han puesto en evidencia el papel jugado por especies no maderables extraídas de la zona. Ello ha permitido detectar la amenaza latente que representa el descuido en el aprovechamiento de ciertas especies silvestres de alta demanda comercial, tales como palmas de ornato, plantas herbáceas para fibra y aves canoras, entre otras. Se cuentan entre esas especies vegetales, las palmas del género Chamaedorea, C. elegans (negrita), C. hooperiana (mayan o paluda) y otras que actualmente están bajo investigación prospectiva. El otro caso relevante de los trabajos destinados a mejorar el manejo de especies silvestres es del ixtle (Aechmea magdalenae), usado preferentemente como fibras para bordado. Los dos casos que se mencionan tienen como propósito manejar las especies en hábitats naturales, tales como bosques primarios o secundarios, a la vez que se ensayan métodos para cultivarse intensivamente en plantaciones más controladas. En la Sierra de Santa Marta el aprovechamiento de especies no maderables se concentran en la recolección de follaje de las palmas (Chamaedorea elegans, C. ernesti-augustii, C. oblongata), flores y frutos de chocho (Astrocaryum mexicanum), palmito (Chamaedorea tepejilote, C. woodsoniana), bejucos para artesanías (Chamaedorea eleator, Desmoncus orthacanthos) y algunas frutas como el zapote (Pouteria sapota), entre otras, los cuales son una importante fuente de abastos e ingresos par la población local de la región (Ramírez, 1999). Por otro lado, la caza se ha practicado por razones de abasto alimenticio, de tipo ritual o deportivo. Se encuentran documentados testimonios en la región referentes a la práctica de la cacería. Comunidades del Municipio de Tatahuicapan de Juárez, aún en la actualidad reivindican la fama de sus hombres en el manejo del arco y flecha, para cazar animales como jaguar, venado, faisán, gritón, perdiz, jabalí, serete, conejo, mazate, tejón, armadillo y paloma (PSSM, A.C. s.f.). Actualmente, la cacería ya no se practica con tanta frecuencia y se ha convertido en una actividad eventual, en parte por la escasez intrínseca de las especies tradicionalmente utilizadas para el consumo o la comercialización, debido más a la pérdida de hábitat de dichas especies que a la intensidad de la cacería. Además de las personas que se dedican a la cacería como actividad principal, existe una gran afluencia de cazadores externos provenientes de los principales centros urbanos regionales. Se capturan monos y otros animales vivos para venderlos como mascotas. Se cazan ahora temazates, tepezcuintles, jabalíes, armadillos, tejones, venados real, gallinas de monte, faisanes gritón, hocofaisanes, mapaches, seretes, conejos de monte y ardillas. La caza se practica principalmente en la temporada de secas, entre marzo y mayo y en los días con buen tiempo sin lluvia y sin norte (PSSM, A.C. op. cit.; PSSM, A.C. 1996b). La demanda de especies exóticas para los mercados internacionales o nacionales ha cobrado importancia y representa una presión extra sobre los recursos faunísticos regionales. Ello también ha significado la expansión de la demanda sobre productos no tradicionales como mariposas, libélulas, reptiles y anfibios. La aplicación de la normatividad impulsada por la SEMARNAT, que implica la formación de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAS), como instancia para el manejo cuidadoso con base en estudios poblacionales, ha venido a representar una opción innovadora para la gestión de estos importantes recursos asociados a los ecosistemas nativos. Actividades pesqueras y acuícolas La Región de Los Tuxtlas tiene un litoral de aproximadamente 120 km, tomando como referencia las localidades de Punta Puntilla, en el extremo norte, y la de Jicacal en el sur. El Lago de Catemaco con una superficie mayor a las 7,200 ha (Torres-Orozco, et al., 1995), la Laguna del Ostión con 1,270 ha, la Laguna de Sontecomapan con 890 ha (Contreras, et al., 1995), así como una red fluvial de aproximadamente 5,000 km, constituyen el escenario básico que explica la notable explotación pesquera de la zona y el potencial hídrico, a partir del cual la acuacultura puede llegar a convertirse en una actividad relevante en la región. También se expresan diversos sistemas de producción pesquera, de acuerdo al medio básico en el cual se desarrollan: ríos, lagos, lagunas o ribera marina. Aunque algunos pescadores inciden sobre lagunas y el mar indistintamente, como es el caso de las inmediaciones de las lagunas de Sontecomapan y del Ostión. La actividad pesquera sobre estas lagunas y el Lago de Catemaco es la que tiene el perfil histórico más antiguo, dadas sus condiciones de accesibilidad con embarcaciones rústicas conocidas como cayucos y el uso de técnicas artesanales como chinchorros y líneas de anzuelo. Se pueden reconocer básicamente tres zonas con actividad pesquera: En la Laguna de Sontecomapan, que incluye a las cooperativas, grupos o pescadores libres de Sontecomapan y a los de las poblaciones ribereñas del área de Roca Partida hasta Zapotitlán. En el área que abarca desde Tecuanapa hasta Jicacal, incluye a pescadores que de manera permanente u ocasionalmente inciden en la Laguna del Ostión. La desarrollada en el Lago de Catemaco, usufructuada por los pescadores y habitantes de las inmediaciones del Lago, aunque éste no se encuentra dentro del polígono de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas. Finalmente, sin atribuirle una localización específica, se debe mencionar la actividad presente en un número abundante de pequeños lagos o embalses, la mayoría de los cuales se localizan en la Subregión del Volcán San Martín Tuxtla, así como en multitud de arroyos esparcidos por toda la Reserva en una vasta red que mide más de 5,000 Km. Pesca en mar. El límite del polígono de la Reserva hacia el Golfo de México es la Zona Federal Marítimo Terrestre; sin embargo, parte de la población de pescadores que habitan dentro de la Reserva desarrollan sus actividades más allá del límite señalado. La pesca en mar se practica principalmente sobre especies como robalo, lisa, lebrancha, sierra, pargo, tiburón; mientras que el camarón, almeja bola, ostión, jaiba, cangrejo, así como las tres primeras especies mencionadas, son las que caracterizan la actividad en las lagunas. Todas estas variedades tienen una importancia comercial, aunque también son aprovechadas para el autoconsumo. La pesca ribereña por definición tiende a explotar más intensamente la porción próxima a la línea de costa, dadas sus condiciones tecnológicas, por lo que se presume una alta viabilidad para incrementar a mediano plazo el esfuerzo pesquero, dependiendo básicamente de la incorporación de naves de mayor calado y capacidad de redeo. En el caso de la pesca ribereña o de costa, se considera aún incipiente y que "la región se encuentra en relativo buen estado de conservación" (Schaldach, et al., 1997). Aunque en toda la región se desarrolla una importante actividad pesquera, se considera sobresaliente la zona noreste de la Subregión de Santa Marta, a la altura de Punta Zapotitlán, por su abundancia y variedad de peces. Esto se debe a la presencia de una zona arrecifal poco estudiada, que cubre un área de 38 km² (Schaldach, op. cit.). Cuenta en este aspecto también, la presencia de las lagunas costeras rodeadas de manglares, debido a la reconocida interacción que éstas mantienen con los arrecifes como condición para la reproducción de un buen número de especies marinas de importancia comercial. Pesca lacustre. Se realiza principalmente sobre varios de los cuerpos de la Subregión del Volcán San Martín Tuxtla y sin duda, el Lago de Catemaco es el de mayor importancia. La producción total de diferentes especies, incluidas la mojarra de Catemaco, la mojarra tilapia, el topote, la pepesca y el caracol tegogolo, gira en torno a las 1,800 toneladas anuales, condición que ubica al lago entre los cuerpos de agua con mayores rendimientos por hectárea a nivel nacional. La producción puede llegar a estabilizarse hasta en una cantidad ligeramente superior a las 2,000 ton/año, a consecuencia sobre todo, del aumento del esfuerzo pesquero, lo cual implicaría el riesgo de rebasar a mediano plazo el rendimiento máximo sostenible del lago (BIOTECS, inédito, citado por Torres-Orozco y Pérez Rojas, 1995). A diferencia de la pesca ribereña, la lacustre ha llegado a estar cerca de sus posibilidades de aprovechamiento máximo y se requiere una estrategia de administración y manejo que permita un aprovechamiento sostenible, contemplando la posibilidad de intensificación productiva a partir del manejo de jaulas. En este último caso se deben evaluar las experiencias previas para considerar el horizonte real de su viabilidad. Pesca en ríos. Este tipo de pesca es una de las más comunes en la sierra, ya que representa una opción de libre acceso a recursos comunes, particularmente para quienes no tienen tierras. Dada la densidad de arroyos y ríos en la región, prácticamente en todos los poblados existe pesca con fines comerciales y de subsistencia y aún como actividad de esparcimiento. Se pescan principalmente langostinos o mayacastes y diferentes camarones como el reculador y el burro; bagre de agua dulce, bobo, pepesca, topote, mojarra, almeja de río y los caracoles. La sobreexplotación de los ríos ha sido particularmente intensa a lo largo de los años; en algunos casos ha provocado la reducción de la producción de recursos, particularmente los de valor comercial como el mayacaste o el bobo. Del mayacaste o langostino se obtienen entre 120 a 150 toneladas anuales, siendo uno de los productos de mayor valor comercial. Acuacultura. A pesar de las pocas experiencias de este tipo de proceso productivo en la región, existe una considerable infraestructura para implementar acciones de acuacultura. Se tienen registradas más de 27 represas y estanques en los cuatro municipios de la Sierra de Santa Marta. Las condiciones propicias del recurso agua embalsada requieren básicamente apoyos en materia de acondicionamiento de infraestructura, resiembras, asesoría y capacitación. Estos últimos aspectos son los que se detectan como prioritarios por atender, debido a que la asesoría ha sido insuficiente en las primeras fases sobre diseño y construcción de represas y embalses, provocando un reflejo en las condiciones no óptimas para su aprovechamiento. Una capacitación sobre aspectos relativos al manejo permitiría aprovechar el potencial considerable de la infraestructura ya existente. Población pesquera total estimada. Con base en datos oficiales de la Oficina de la Administración de Pesquerías de la Delegación de SEMARNAP (1999) en el Estado de Veracruz, se estableció una población mínima de 1,419 personas dedicadas a la pesca, tanto en el mar como en las lagunas, ríos y lagos. No obstante lo anterior, la experiencia de las personas dedicadas a este sector por varios años en la zona, así como diversos reportes, mencionan la posibilidad de que el número real de pescadores, contabilizando los denominados "libres", pueda ser equivalente al doble de los registrados, básicamente en la oficina de pesca de Catemaco y en menor número una porción de los contabilizados por la oficina de pesca de Coatzacoalcos. De acuerdo a lo últimos datos obtenidos de la mencionada oficina de la SEMARNAP en el Estado de Veracruz, referidos a 1995, 1996 y parcialmente 1997, se nota claramente que el esfuerzo pesquero (población pesquera y la abundancia de medios) con los que contribuyen los municipios de Catemaco y San Andrés Tuxtla al conjunto de la producción pesquera en la región, es sumamente determinante. En 1995 la producción total fue de cerca 6,419 toneladas; ambos municipios sumaron el 86 %, con un total de 5,504 toneladas. En 1996 la producción total registrada fue de 5,299 toneladas, en donde ambos municipios aportaron el 70 % con 3,662 toneladas. El resto de los municipios tienen una aportación más modesta. Las tendencias observadas en los tres años analizados se mantienen, aunque es notorio que en 1996, San Andrés Tuxtla superó en un 8 % a Catemaco, por lo que se convirtió en el principal productor. Un análisis complementario, de acuerdo al tipo de especies aprovechadas en la región, y considerando que los reportes incluyen categorías genéricas y específicas a la vez, muestra que la categoría escama de mar es la que más aporta al conjunto de la producción, el cual representa el 49 % y el 45 % en 1995 y 1996, respectivamente. Le siguen en importancia, en los mismos años, la mojarra tilapia con 14 % y 30 %, así como la mojarra de Catemaco con 12 % y 8 %. De las especies restantes le siguen: topote, lebrancha, langostino o mayacaste, pepesca y tegogolo. A excepción de la lebrancha, que se pesca sobre todo en las lagunas costeras, y el langostino, capturado en ríos y arroyos de la región, las otras categorías mencionadas son obtenidas en el Lago de Catemaco y en los otros pequeños lagos y embalses de agua dulce. Uso turístico Los Tuxtlas ha sido y es, actualmente un destino turístico de importancia a nivel estatal. Se estima que anualmente visitan la región más de 500,000 turistas (Conteo INEGI, 1995), de acuerdo a datos tomados de los centros de hospedaje instalados. Ello representa el 10 % del turismo estatal y da una idea de su importancia económica. La procedencia del turismo es fundamentalmente nacional (98 %), no obstante que la suma de condiciones paisajísticas tropicales del área, así como el giro que le ha impreso la industria fílmica nacional e internacional, podrían asegurar un mayor flujo de visitantes extranjeros. De hecho, las actividades de filmación representan otra actividad de importancia, pero poco documentada y estudiada; es uno de los pendientes por investigar y eventualmente organizar o regular para asegurar otra modalidad como nicho particular de la economía. La actividad turística se realiza principalmente en las ciudades de San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla y Catemaco, en poblaciones o lugares cercanos a esta última, como Nanciyaga y Coyame, así como Sontecomapan y La Barra de Sontecomapan. En la costa algunas poblaciones del Municipio de San Andrés Tuxtla, tales como Playa Escondida, Monte Pío, Arroyo de Lisa y Toro Prieto también poseen importancia actual y potencial. En el caso de Santiago Tuxtla, la presencia de uno de los yacimientos arqueológicos Olmecas más importantes (Tres Zapotes) le confiere un componente especial. Recientemente algunas experiencias de recreación o turismo alternativo se han comenzado a promover por parte de grupos organizados de prestadores y operadores de servicios turísticos de las ciudades de San Andrés Tuxtla y Catemaco. Asimismo, la promoción de la modalidad del ecoturismo campesino en el Ejido Adolfo López Mateos, Municipio de Catemaco, ha sido una secuela innovadora de la tendencia instaurada por la empresa Nanciyaga, quien opera bajo esa modalidad de turismo alternativo desde hace más de 10 años. Es en la Subregión del Volcán de San Martín Tuxtla, al norte, donde actualmente se concentra la actividad turística de los ocho municipios de la Reserva, no obstante que en la Subregión Sierra de Santa Marta los balnearios establecidos a la vera del Río Huazuntlán, también han ofrecido un destino atractivo para la población regional procedente de las ciudades de Minatitlán, Acayucan y Coatzacoalcos. En los últimos 3 años en el Municipio de Soteapan se han impulsado actividades recreativas con una modalidad alternativa; tal es el caso de la Cascada de San Pedro en la cabecera municipal y el balneario ecoturístico Homshuk, en la comunidad de Amamaloya del mismo municipio. Las playas de los municipios de Tatahuicapan de Juárez, (Peña Hermosa), Mecayapan (Perla del Golfo y alrededores) son probablemente las que actualmente tienen mejor calidad para el tipo de turismo alternativo planteado para la Reserva y la zona de influencia. Se cuenta también con áreas interesantes con potencial arqueológico como Piedra Labrada, y sobre todo el "plus" que representa la existencia de poblaciones Nahuas y Popolucas. La actividad turística está planteada como una de las de mayor potencial económico de la Reserva y su área de influencia. En este sentido la planeación cuidadosa de este sector puede mejorar sustancialmente sus condiciones actuales, ello si se invierte en infraestructura y capacitación para los prestadores de servicios, actuales y potenciales. En este último caso, es de esperarse que los dueños y poseedores de terrenos con paisajes y recursos escénicos, sean considerados prioritariamente para hacer la derrama económica más equitativa. Minería Dentro de la Reserva se realiza la extracción de bancos de arena de ríos y de materiales pétreos de pedreras de algunos cerros. No todos ellos cuentan con las autorizaciones y estudios de impacto correspondientes en materia de impacto ambiental. De acuerdo con la información proporcionada por la Coordinación General de Minas y la Secretaria de Economía, dentro de la Reserva se tiene registradas seis concesiones mineras, de las cuales tres son de exploración y tres de explotación. Cuadro 20a. Concesiones mineras en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas
De las concesiones mineras de explotación, la denominada La Morelense, se encuentra ubicada dentro de la zona núcleo Sierra Santa Martha; de las otras dos "POUS 3 y POUS 4" , una parte de su polígono se encuentra dentro de esta misma zona núcleo y abarca subzonas de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y aprovechamiento sustentable de agroecosistemas. Las concesiones de exploración se encuentran en parte de la zona de amortiguamiento de la Reserva y consideran áreas dentro de la subzona de uso tradicional, y de las subzonas de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y aprovechamiento sustentable de agroecosistemas. Cuadro 20b. Superficie de la Reserva considerada en las concesiones mineras
4.6. Uso del suelo La apropiación de los recursos naturales en la región es muy diversa y su dinámica tiene que ver no solamente con las formas de aprovechamiento existentes dentro de los límites del área natural protegida. La gran cantidad y variedad de recursos mencionados en los anteriores incisos, están sujetos también a una amplia gama de formas de manejo y de usos. Las superficies cubiertas con los diferentes tipos de vegetación, se encuentran en varios estados de conservación y de aprovechamiento. Dentro de los límites de la Reserva, actualmente predominan los paisajes transformados por diferentes sistemas agropecuarios. A partir del mapa de uso del suelo elaborado por el Instituto de Ecología A.C., se determinó la siguiente reclasificación, que si bien no permite visualizar detalles importantes del uso del suelo (como las grandes superficies sembradas de maíz y los cultivos de tabaco), si nos muestra las tendencias generales en el área de la Reserva. Cuadro 21. Uso actual del suelo en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas
Fuente: Mapa de uso del suelo y vegetación modificado de I. de E. 1998. Es claro que el proceso de ganaderización ha cubierto de pastos una superficie equivalente al 56 % del área de la Reserva; los diferentes tipos de cultivos, comerciales o de autoconsumo, abarcan un poco más del 6 %; por su parte, los diferentes tipos de vegetación se extienden en más del 35 %; los cuerpos de agua y las zonas urbanas abarcan una superficie menor al 2 %. Se puede afirmar que la potencialidad de la región no tiene una correspondencia con las formas en que históricamente se han aprovechado los recursos. Es evidente el fenómeno que comúnmente se observa en las diversas regiones del país, el de sobreaprovechar unos pocos recursos y dejar indemnes una gran cantidad de ellos. Lo anterior, ha dado como resultado el desencadenamiento de diversos procesos de deterioro, de los cuales se hablará más adelante. Como consecuencia hay un empobrecimiento generalizado de la riqueza natural de la región, de los beneficios que ofrece y por ende de los habitantes que viven de ella. 4.7. Contexto Legal y Administrativo La elaboración del Programa de Conservación y Manejo para la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas tiene su fundamento jurídico en lo dispuesto por la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) y en el Reglamento en Materia de Areas Naturales Protegidas (RANP). Los ordenamientos jurídicos relacionados con la Reserva son, entre otros, los siguientes: · Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de enero de 1988. · Decreto Presidencial que establece como Zona de Protección Forestal Vedada, la Cuenca Hidrográfica de la Laguna de Catemaco, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de enero de 1937. · Decreto Presidencial que establece como Zona Protectora Forestal y de Refugio Faunístico, la región conocida con el nombre de Volcán de San Martín, en el lugar denominado Los Tuxtlas, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de marzo de 1979. · Decreto Presidencial que establece como Zona de Protección Forestal y de Refugio de la Fauna Silvestre, la región conocida como Sierra de Santa Marta, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 28 de abril de 1980. · Decreto Presidencial que establece como Reserva de la Biosfera, la región conocida como Los Tuxtlas, en el Estado de Veracruz, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de noviembre de 1998. 4.7.1. Tenencia de la tierra La estructura espacial de la tenencia de la tierra en Los Tuxtlas es muy compleja. El análisis plantea interesantes diferencias interregionales, sobre todo cuando éste involucra la interacción de la tenencia de la tierra con otros factores sociales, tales como la composición étnica, la historia de las dotaciones agrarias, el desarrollo urbano, etc. Una de las formas para comprender esta impresionante complejidad es entender el proceso histórico de conformación de la tenencia. 1. Epoca colonial En la época prehispánica, la región estaba comprendida en los señoríos de Tuxtla y Guazacoalco. Después de la conquista, Xoteapa y algunos de sus pueblos fueron asignados a una encomienda, mientras que otros 22 pueblos, entre los que quedaba comprendido el territorio del pueblo de Toztla, fueron asignados al Marquesado otorgado a Hernán Cortés. En las encomiendas y corregimientos se iniciaron las modalidades más antiguas de producción extensiva que caracterizan a la región, las cuales comenzaron con la producción de caña y posteriormente de algodón, aunque éste prácticamente desapareció a finales del siglo XIX. A mediados del siglo XIX prácticamente ya estaban constituidos los principales territorios de Soteapan, Mecayapan y Pajapan. 2. Epoca pre-revolucionaria y de Revolución Para finales del siglo XIX la formación de latifundios, resultó en la trasformación prácticamente de todo el territorio de Los Tuxtlas en propiedad privada. Solamente Pajapan se mantuvo bajo la posesión de los indígenas, con la modalidad de condueñazgo. En esta época en toda la región se conformaron varias haciendas enormes junto a grandes propiedades privadas, como las haciendas de Los Morritos, El Bastonal, Cuautotolapan, Los Andes, Temoloapan, Corral Nuevo, etc. Estas grandes haciendas reforzaron, o en algunos casos dieron su forma inicial, a la especialización productiva de la región: extracción de maderas preciosas, algodón, tabaco, caña, café, etc. Al término de la Revolución inicia la prolongada etapa de solicitudes de dotación ejidal, que se encontraron con la oposición, incluso armada, de grandes terratenientes. La violencia, que prevaleció varios años después del levantamiento armado, desplazó a varios grupos de personas hacia el norte de la región, con la consecuente formación de nuevos poblados. 3. 1930-1966: el reparto agrario El reparto agrario y la creación de los primeros ejidos fue un proceso bastante lento. Las primeras solicitudes se hicieron en 1931 y se ejecutaron 30 años después (PSSM, A.C., 1992: Cap. 3). Este proceso afectó fundamentalmente a las tierras bajas y medias ubicadas al sur de la región, aunque también inició la dotación de algunas tierras bajas del norte de la Sierra de Santa Marta. La dotación ejidal, independientemente del fraccionamiento del territorio, no alteró las formas de acceso comunal a la tierra. Cualquier campesino podía ocupar tierra en cualquier lugar de los límites de cada ejido. La ganadería extensiva, iniciada en la década de los cuarenta, modificó esta costumbre e introdujo la necesidad de la propiedad individual. En los periodos de gobierno de Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines (1946-1958), se impulsó un proceso agrario relevante para Los Tuxtlas: la colonización. Este afectó principalmente las tierras nacionales y por cuestiones políticas, a la dotación de colonias se le dio más celeridad que a las dotaciones ejidales. Cabe destacar, que ambas estrategias de reparto, la dotación ejidal y la colonización, encontraron frentes geográficos de conflicto, sobre todo en el norte de ambos volcanes, ya que las áreas solicitadas por ejidatarios y colonos se sobreponían en muchos casos. En la mayor parte las diferencias se resolvieron en favor de los colonos, ya que esta vía, asociada a lo productivo, contaba con mayores apoyos políticos y agrarios. Por ello, este proceso tomó un papel fundamental en la transformación del paisaje y en la economía regional, pues la planicie costera (y toda la zona norte de la región), se volvió un bastión de la ganadería en la Sierra, desde donde se extendió a zonas próximas habitadas por indígenas (Paré, et. al., 1992). Varias de estas situaciones permanecen actualmente como conflictos agrarios pendientes de resolución. Prácticamente todos los ejidos dotados en esta época se encuentran dentro de lo que ahora constituye la zona de amortiguamiento de la Reserva. 4. Los años 70: última fase del reparto agrario La siguiente fase importante la marcó el Plan Agrario Veracruzano, en la época de Fernando López Arias. El nuevo contexto regional y nacional ocasionó que las resoluciones se dieran mucho más rápido. Los hijos de ejidatarios y campesinas y campesinos de los pueblos de las zonas bajas, que ya se habían ido a vivir al norte de la Sierra, obtuvieron respuesta más rápida a sus solicitudes. Así se crearon varios ejidos, tanto indígenas como mestizos. Debemos destacar que en esta fase se dotaron ejidos que nunca fueron habitados por sus beneficiarios, debido a la inaccesibilidad de los terrenos. Los últimos trámites de dotación se solicitaron sobre los escasos terrenos aún disponibles, sin importar su condición física. Estos involucraban áreas usualmente no aptas para la producción mínima necesaria para una adecuada supervivencia o que ésta se ejerciera a costa de fuertes impactos sobre la condición de los recursos naturales. Geográficamente, estas solicitudes se localizaban preferentemente en las partes más altas de las laderas al norte de los volcanes. En varios casos, las campesinas y campesinos beneficiados por estas solicitudes eran diferentes a los solicitantes originales, ya que al percatarse de las condiciones marginales de las tierras, desistían de su deseo y renunciaban a ser beneficiarios. Entonces otras campesinas y campesinos, generalmente en situaciones de mayor marginación, aceptaban ser considerados en las nuevas listas. Vale la pena destacar que varios de estos últimos ejidos tienen aún trámites agrarios inconclusos y se encuentran dentro o en las colindancias de alguna de las zonas núcleo de la Reserva. 5. Década del 80: nuevas formas de acceso a la tierra Una vez extinta cualquier posibilidad de solicitar nuevas dotaciones, ya que las tierras disponibles se habían terminado, los hijos de ejidatarios y los avecindados o nuevos pobladores y pobladoras, tenían que recurrir a nuevas estrategias para acceder a la tierra. Estos nuevos productores se convirtieron en arrendatarios o benefactores de tierras en préstamo o mediante diferentes modelos del sistema de medierías. Esto implicó que las dotaciones de parcela individual se redujeran en términos prácticos, permitiendo mediante vínculos familiares y/o solidarios, la supervivencia de la gran cantidad de familias que año con año se incorporaban a la población regional y que de no ser por ello, tendrían que haber optado por alguna otra de las "válvulas de escape" para aliviar la presión demográfica. Esto obviamente no constituía derecho formal de acceso o de apropiación de la tierra, por lo que implicaba conformar lo que Azuela llama un sector de "ciudadanos de segunda" habitando todos los ejidos. Desde entonces, este sector ha crecido numéricamente llegando a constituir, en la gran mayoría de los ejidos, el mayor porcentaje de población. 6. Los años 90: la puesta en marcha del proyecto neo-liberal Varios analistas del sector agrario y rural han comentado sobre el significado de las nuevas políticas agrarias implementadas durante la década de los 90, entre las que destacan las modificaciones al Artículo 27 constitucional y la implementación de sus instrumentos asociados, fundamentalmente el programa PROCEDE. En la región, ello ha significado drásticos cambios en la estructura de la propiedad de la tierra, al parcelarse terrenos de uso común o al legalizar la parcelación económica realizada con anterioridad. Entre los impactos negativos de estas medidas se puede mencionar el parcelamiento de áreas forestales y la exclusión de muchos campesinos sin tierra (avecindados) y al uso de recursos, como la leña. Esta exclusión en los últimos años aceleró probablemente los procesos de migración. Durante los años recientes, las listas de ejidatarios se han modificado sustancialmente. Se ha acelerado la compra-venta de derechos agrarios y aunque en términos formales, la estructura territorial de la tenencia de la tierra no se ha alterado, la propiedad y el acceso a la tierra, ha sufrido rápidos y drásticos cambios sobre los cuales convendrá mantener la atención. Un porcentaje importante de derechos agrarios en la gran mayoría de ejidos, ha sido comprado por ejidatarios ricos o por gente externa de la región. Los últimos cambios fundamentales en la estructura de la tenencia de la tierra, son los que están relacionados con la existencia de la Reserva. La creación del área natural protegida implica situaciones diferenciadas que significan caminos diversos para concretar las posibilidades más adecuadas de protección de la biodiversidad. La decisión de expropiar ocho núcleos ejidales y 53 predios privados en la zona núcleo de la Sierra de Santa Marta, implicará la apropiación por parte de la federación y del gobierno del estado como beneficiario, de una superficie de 15,684 ha (9,366 ejidales y 6,318 privadas). Para que esto se concrete, deberán resolverse primero diversas situaciones conflictivas entre las que destacamos las siguientes: · La inconformidad planteada por los ejidatarios por el monto de la indemnización por hectárea. · La resolución de la situación de los pobladores de las tres localidades ubicadas dentro de la zona núcleo de la Sierra de Santa Marta (Nuevo México, Lucio Blanco y El Edén). Estas campesinas y campesinos, al ser habitantes irregulares de predios no dotados a ellos, ni de su propiedad o en su caso con documentación y trámites agrarios inconclusos, no fueron sujetos de expropiación. · El deslinde de todos los terrenos, incluidos los privados. Por otro lado, la zona núcleo del Volcán San Martín Tuxtla se integró con terrenos pertenecientes a casi veinte ejidos y con los de la Estación de Biología Tropical de la UNAM. Con todos ellos será necesario establecer los acuerdos y consensos necesarios para alcanzar las metas de conservación implícitas en la creación de la Reserva. Por su parte, en la Zona Núcleo San Martín Pajapan, implica acordar con al menos tres ejidos y una comunidad agraria. Dentro de los límites de la Reserva existe un número muy grande de unidades agrarias con diversas condiciones de tenencia. La gran mayoría de ellas son ejidos; solamente en los municipios de Catemaco y Soteapan hay porcentajes significativos de propiedades privadas que se integraron al área natural protegida. Un porcentaje menor de propiedades particulares existe en el Municipio de San Andrés Tuxtla. Este municipio es el que tiene una mayor cantidad de predios o unidades agrarias integradas a la Reserva, ya que aquí existe una mayor fragmentación del territorio. El efecto de la migración masculina, ha provocado que la mujer asuma el papel como propietaria de la parcela ejidal sin poseer legalmente el titulo agrario. 4.8. Estudios e Investigaciones Como ya se mencionó anteriormente, desde 1960 la UNAM inició un trabajo permanente de investigación en la región sobre las selvas tropicales de México, al establecer la Estación de Biología Tropical "Los Tuxtlas" en lo que hoy constituye una de las zonas núcleo de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas. Numerosos trabajos de investigación relacionados con la dinámica de la selva, su caracterización, inventarios florísticos y faunísticos, dinámica de poblaciones y otros muchos temas, forman parte de un vasto patrimonio de conocimientos generados en la región. Posteriormente, institutos de investigación, universidades, entidades internacionales e investigadores particulares han seguido alimentando este acervo, sin que a la fecha exista un dato exacto de la cantidad de documentos relacionados con el área. En el se incluyen abundantes tesis de licenciatura, maestría y doctorado; publicaciones científicas, libros y revistas. Algunos de los trabajos de investigación realizados en lo que es hoy la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas son el resultado de proyectos integradores, con consultas bibliográficas amplias, trabajo de campo, análisis estadístico y cartográfico y en muchos casos, son estudios interinstitucionales e interdisciplinarios, como por ejemplo: a) Proyecto Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable en Areas Prioritarias de México. Constituye una recopilación de información existente de anteriores estudios (diagnósticos regionales) e investigaciones. Se analizó el contexto social y político, se caracterizó a los actores institucionales, sociales y todos aquellos involucrados y que operaban en la región, se describió al sistema ambiental y se sistematizaron propuestas de manejo sustentable de recursos naturales en el contexto del análisis obtenido, proponiendo nuevas formas de arreglos institucionales para un desarrollo regional. El proyecto fue financiado por el GEF (Global Environment Facility). b) Bases Ecológicas para el Ordenamiento Territorial de la Región de Los Tuxtlas, Veracruz (Instituto de Ecología, A. C.- SEMARNAP). Constituye una caracterización reciente de la región, donde se tratan aspectos del medio físico (geomorfología, edafología, climas e hidrología), biológico (vegetación y fauna), ecológico y socioeconómico. c) Programa de Desarrollo Regional Sustentable de Los Tuxtlas-Santa Marta (SEMARNAP-UACH- PSSM, A.C.). Consecuente con el planteamiento de promover un ordenamiento del territorio a nivel nacional, a fin de que el desarrollo sea compatible con las aptitudes y capacidades ambientales de cada región, así como aprovechar de manera plena y sustentable los recursos naturales, la entonces Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) definió áreas prioritarias en todo el país, en las que de manera especial pudiera orientar sus intervenciones. Tres de estas áreas se localizan en el Estado de Veracruz y una de ellas, es la Región de Los Tuxtlas-Santa Marta. Para abordar esta tarea, a través de la Dirección General de Programas Regionales (DGPR) se impulsó la elaboración del Programa de Desarrollo Regional Sustentable (PRODERS) de Los Tuxtlas-Santa Marta como un instrumento en la planeación regional. d) Desarrollo Sustentable y Conservación de la Biodiversidad: Un estudio de caso en la Sierra de Santa Marta (GEF-PSSM, A.C.). Este trabajo fue resultado de la colaboración de PSSM, A.C., el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (Global Environment Facility, GEF) y el Centro Internacional para el Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), como propuesta para la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad de la región, que constituye una de las áreas de intervención del GEF. El marco conceptual de este estudio tiene una base de referencia histórica, una proyectada, una estrategia alternativa, evaluación de costos y el proceso histórico de transformación. e) Historia Natural de Los Tuxtlas (UNAM-CONABIO). Publicado en 1997 por la Universidad Nacional Autónoma de México, logra conjuntar mucha de la información generada en la región desde hace ya varios años, así como la actualización de la ya publicada. Aun cuando la mayor parte de la información contenida en esta publicación se concentra hacia el predio de la Estación de Biología Tropical de la UNAM, también abarca significativamente otras áreas de la Región de Los Tuxtlas e incluye capítulos sintéticos de los principales atributos físicos y biológicos de una de las regiones tropicales mejor estudiadas del mundo. Incluye además listas actualizadas de especies de grupos de organismos y descripciones de la historia natural de un gran número de plantas, animales y hongos (85 especies). f) Diagnóstico socioeconómico y de los sistemas productivos de la Subregión San Martín Tuxtla, Veracruz (SEMARNAP-PSSM, A.C.-UNAM). En este trabajo se presenta una aproximación integral a la problemática socioeconómica que condiciona y explica, en su parte medular, las diversas presiones que se han ejercido sobre el medio ambiente natural de la Región de Los Tuxtlas en general, y de la Subregión de San Martín en particular. El objetivo principal es definir, a través de un diagnóstico de los subsistemas socioeconómicos y de sistemas productivos, los criterios básicos de tipo socioeconómico a considerarse en la elaboración de varios instrumentos de política ambiental para la subregión, particularmente los relacionados con el ordenamiento territorial y la zonificación del área natural protegida. g) "La Nueva Responsabilidad Social hacia los Recursos Naturales". CONACYT IIS/UNAM. Este proyecto, coordinado por las doctoras Luisa Paré Oulet y Elena Lazos, impulsó un programa de educación ambiental dirigido a maestros, padres de familia y niños, de comunidades ubicadas en la Sierra de Santa Marta. Proporcionó además asesoría técnica para la elaboración y realización de proyectos de manejo sustentable de recursos naturales, tales como ecoturismo, reforestación y reconversión productiva para el manejo de especies locales. 5. DIAGNOSTICO Y PROBLEMATICA 5.1. Ambiental Hasta mediados de la década de los sesenta, el territorio donde actualmente se asienta la Reserva era fundamentalmente forestal, sin embargo, en un principio la agricultura de subsistencia y después la ganadería extensiva, sustituyeron paulatinamente a la cobertura forestal (SEMARNAP/PRODERS/ UACH-PSSM, A.C., 1997). Las políticas productivas por lo general han estado siempre limitadas al repertorio convencional, es decir, especializado y simplificador de la agricultura y la ganadería. Es por ello, que estos sectores de la producción fueron y siguen siendo las principales causas de impacto ecológico sobre los ecosistemas naturales. Dichas acciones se favorecieron por las instituciones, al amparo de las políticas de nivel nacional tales como la colonización, la producción agroindustrial para el abasto urbano y la exportación. Las actividades relacionadas con la colonización de esta región, tales como la apertura de tierras para cultivos agrícolas o para la producción ganadera, son las que históricamente tuvieron mayor impacto sobre los ecosistemas y los recursos naturales. No obstante que por sus condiciones orográficas, propias de una zona serrana, la vocación forestal del territorio, su variada cobertura original boscosa y sus funciones hidrológicas, son las que representan mayor aptitud. Las actividades extractivas o de recolección forestal han ido perdiendo importancia paulatinamente, en la medida que se fue dando el cambio de uso del suelo. En la actualidad, la superficie forestal en el territorio de la Reserva es de aproximadamente el 38 % de la cobertura original. Sin embargo, las actividades relacionadas con aprovechamientos silvícolas bajo un esquema de sustentabilidad, no corresponden con la aptitud forestal de gran parte de los terrenos en este territorio. En contraste, las tierras dedicadas a la agricultura y la ganadería cubren el 62 % del uso del suelo. Al observar el paisaje regional puede advertirse el grado de tensión que prevalece entre las actividades productivas (expresión de la actividad humana transformadora) y las políticas institucionales con respecto a los propósitos de la conservación, protección de ecosistemas, servicios ambientales, así como las funciones productivas de los recursos naturales. Debido a las formas de aprovechamiento de los recursos naturales en la región, se generó una problemática particular que pone en riesgo la permanencia de la diversidad biológica existente en la Reserva. Los elementos estrechamente interrelacionados que pueden ser causa origen resultado de la problemática actual, podemos clasificarlos en: 5.1.1. Recursos renovables · Deforestación y pérdida de hábitats, originado por el cambio de uso del suelo para actividades agrícolas y ganaderas y extracción ilegal de madera, que se traduce en la reducción de espacios para especies de flora y fauna con requerimientos específicos para cumplir sus ciclos de vida (reproducción, caza y alimentación, territorios, enriquecimiento genético, dispersión y permanencia, etc.), además de provocar la escasez de satisfactores de uso para la población local, principalmente de leña. Entre 1967 y 1991 desaparecieron 59,276 ha de selvas y bosques, de una superficie inicial en 1967 de 96,640 ha, lo que arrojó un promedio anual de deforestación de aproximadamente 2,000 ha (Ramírez R, 1993); actualmente se tienen fragmentos o manchones de vegetación rodeados por cultivos anuales o terrenos dedicados a la ganadería, a excepción de las áreas que comprenden las zonas núcleo de la Reserva. · Pérdida de diversidad biológica como producto de la deforestación, detrimento de hábitats, caza y de la extracción ilegal de especies de flora y fauna. En el área han desaparecido permanentemente especies como: águila arpía (Harpya harpyja), guacamaya roja (Ara macao), zopilote rey (Sarcoramphus papa), tapir (Tapirus bairdii), manatí (Trichechus manatus), jaguar (Panthera onca),l puma (Puma concolor), entre otras. · Es incompleto el conocimiento de la composición, estructura y funcionamiento de los ecosistemas, así como de las interacciones planta animal y sus componentes físicos. · La deforestación ha traído consigo la reducción de áreas de captación de agua con la consecuente disminución de los niveles de los cauces de ríos y arroyos, así como en los sistemas de captación y distribución de agua establecidos para las ciudades que rodean a la Reserva. Asimismo, en lugares donde existían manantiales permanentes, actualmente en las temporadas de sequía, se reducen sus niveles e incluso han llegado a agotarse, afectando a los ciclos estacionales y su expresión en los microclimas zonales (acentuación de sequías y aumento de temperaturas). · La inspección y vigilancia necesita un programa que involucre más personal, participación ciudadana y recursos para velar por el cumplimiento de la normatividad aplicable al área. · Hacen falta alternativas productivas que, por un lado, disminuyan la presión sobre los recursos, y por el otro generen una derrama económica para la población. · Sobreexplotación de recursos naturales debido a la presión que se ejerce sobre ellos para satisfacer las necesidades básicas de una población creciente, carente de empleos y conocimientos o recursos suficientes para adoptar otras opciones productivas, o que desconoce las normas y su aplicación para regular el aprovechamiento racional de sus recursos. · Contaminación de agua y suelo debido al uso excesivo de agroquímicos en la agricultura y la ganadería, al adoptar modelos tecnológicos externos que se contraponen a las características físicas y biológicas de la región y a los conocimientos y usos tradicionales de los recursos naturales de los indígenas de la Reserva. Gran parte de la asistencia técnica proporcionada a los productores, está a cargo de los comerciantes de agroquímicos, quienes más que otorgar asesoría, se interesan en comercializar sus productos a mayor escala. · Contaminación de cuerpos hídricos (ríos, lagos, lagunas y zonas costeras), básicamente por aguas usadas de origen urbano y por la generación de residuos sólidos. · Degradación paisajística por la falta de integración entre los diferentes sectores productivos Actividades productivas · El impulso gubernamental a la producción de granos básicos, principalmente maíz, repercute en un abatimiento paulatino de superficies boscosas o acahualadas, en una escala todavía indeterminada. De la misma manera, la permanencia de la técnica de roza-tumba-quema, fomenta grandes condiciones de riesgo asociados a este sistema productivo. · La producción de maíz presenta en la actualidad, fuertes reminiscencias del tradicional sistema de roza-tumba-quema. De este modelo el uso del fuego es el que más predomina, aunque en la apertura de nuevas tierras al cultivo se manifiesta también la "limpieza" del terreno, que consiste en la erradicación de árboles o arbustos de la vegetación secundaria. La preparación del suelo consiste en realizar un chapeo y posteriormente quemar residuos vegetales para eliminar plagas y patógenos. Debido a la incursión de las empresas consultoras, cada vez y con mayor frecuencia se promueve el uso de agroquímicos, paralelamente a la instauración anual de los programas institucionales de apoyo los cuales promueven el uso de herbicidas. · Tendencia creciente al uso de herbicidas para eliminar la competencia de plantas herbáceas con los pastos para la ganadería. En el estudio de PRODERS-SEMARNAP (1997), se afirma que existe una diversidad regional de 80 especies distintas de gramíneas inducidas a partir de actividades antropogénicas, principalmente desmonte, quema y pastoreo. · Adicionalmente, el uso de variedades introducidas provoca la pérdida del germoplasma local. Debido a las necesidades de alimentación de la población, se reducen los periodos de reposo de tierras, lo que provoca la erosión y la pérdida de fertilidad de los suelos · El problema de las plagas es una de las causas de mayor riesgo para los cultivos. Las más importantes son: gallina ciega (Phillophaga sp.), gusano cogollero (Spodoptera frugiperda), gusano soldado (Pseudatefia unipucta), chinches y áfidos, así como roedores. Es precisamente en el control de estas plagas que se realiza una aplicación creciente de plaguicidas, ante la intervención de las instituciones del sector agrícola y los despachos privados de asistencia técnica. · La producción agraria ha sufrido recientemente una contracción importante por cuestiones de mercado y precios, lo cual ha ocasionado la migración de campesinas y campesinos, en busca de opciones de trabajo. · Los efectos del cultivo de la caña de azúcar, además de propiciar el uso de un paquete agroquímico intenso y frecuente, con efectos negativos en la salud de los agricultores y en el ambiente, provocan también la quema de cañaverales previos al corte, el deterioro de los suelos por la quema de los residuos orgánicos y la contaminación hídrica por la descarga de aguas residuales de los ingenios. Sin embargo, la presencia de terrenos cañeros en la Reserva, ofrece la oportunidad para experimentar un nuevo modelo de producción cañera debido a las innovaciones del mercado que comienza a requerir una producción orgánica. · La aplicación de fungicidas, fertilizantes y plaguicidas en el cultivo de tabaco son factores importantes de impacto sobre los trabajadores, suelos y cuerpos de agua donde se realiza su producción. No se conocen tampoco estudios locales relacionados con los fungicidas y plaguicidas utilizados en el proceso de producción de este cultivo y sus efectos sobre la salud y el ambiente, sin embargo, se debe considerar que se utilizan sustancias tóxicas de alto riesgo desde el mismo establecimiento de los almácigos (Bromuro de metilo). Además una gran cantidad de los terrenos dedicados a este tipo de producción se ubican en la cuenca del Lago de Catemaco, por lo que existe un riesgo no evaluado para la población y el medio ambiente. Sobre la base de que se utilizan hasta 35 unidades (kg. o lt.) de fungicidas y 25 unidades de plaguicidas por hectárea, (INE/PSSM, A.C./IIS-UNAM, 1997), se estarían vertiendo sobre los terrenos bajo cultivo de tabaco (2,500 ha) unas 150,000 unidades de agroquímicos terapéuticos. · Anteriormente tuvo gran impacto la cantidad de madera que demanda la construcción de nuevas galeras para el secado de las hojas, para lo cual se utilizan productos de mangle, pero también el uso de leña para el secado, aunque paulatinamente se comienza a utilizar gas butano como alternativa para este proceso. En ambos casos, el abasto se obtuvo de áreas forestales ubicadas en terrenos de la Reserva (Volcán de San Martín Tuxtla), cercanos a la misma o en los alrededores de la Laguna de Sontecomapan. No se han realizado estudios a detalle para contabilizar las cantidades de productos forestales que en la actualidad demanda el sistema de producción de tabaco. · Los terrenos que colindan con el Lago de Catemaco o en sus cercanías hacen una extracción bastante fuerte de agua. Este abastecimiento de agua se dedica principalmente al riego donde se diluyen los agroquímicos aplicados y por ende es también probable causa de contaminación directa al Lago, al lavar los suelos tabacaleros que, como ya se mencionaba, por sus características de alta susceptibilidad a plagas y enfermedades, alto rendimiento económico y expansión creciente, es uno de los que representan mayor riesgo de aporte de contaminantes al Lago y mantos freáticos en la región, así como graves amenazas a la salud de los productores, tal como reportan casos de intoxicación frecuentemente en los trabajadores. · Hasta finales de siglo XX hubo un incremento de la superficie para la siembra de tabaco, ya que se incorporaron tierras con pendientes cada vez mayores, ocasionando también fuertes pérdidas de suelo en las áreas de cultivo, incrementándose los aportes de azolves a los ríos y cuerpos de agua de la región; actualmente se ha detenido esta situación por procesos de mercado. · La sobrepesca, contaminación de los ríos y la práctica del envenenamiento de langostinos por medio de plaguicidas o herbicidas, ha conducido a la virtual desaparición de las especies. Al respecto, son escasos los programas de intervención para establecer vigilancia, manejo y regulaciones comunitarias para la restauración y el aprovechamiento sustentable de los recursos fluviales. 5.1.2. Recursos no renovables · Erosión de suelos provocada por la pérdida de la cubierta forestal y el fomento a las actividades agrícolas y ganaderas; se emplean técnicas inadecuadas que, aunadas a la accidentada topografía de la región, favorecen éste proceso y a su vez provocan el asolvamiento de ríos, arroyos y lagunas, con afectación directa de la actividad pesquera. · En la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas existen aprovechamientos de materiales pétreos, arenas y gravas, que se han realizado de manera irregular. Las áreas de extracción se encuentran localizadas en diferentes puntos al centro y norte de la Reserva, ocasionando que en época de lluvias gran cantidad de arena y piedra sea arrastrada hacia las poblaciones, a la laguna de Catemaco y hacia el mar; adicionalmente, los caminos por lo que transitan los camiones cargados, originan la compactación del suelo y el aprovechamiento se ha realizado sin ningún tipo de medidas preventivas y correctivas de los impactos originados y al amparo de permisos vencidos. · Dentro del polígono de la Reserva existen seis concesiones mineras: tres de explotación y tres de exploración, en una superficie aproximada de 23,665 ha. Aunque la actividad no se realiza actualmente, las concesiones siguen vigentes y existe la posibilidad de que se activen. Sólo una concesión de explotación (título 189500) tuvo actividad anteriormente y en 1998 los titulares solicitaron permiso de exploración en un intento por reactivarla, el cual fue rechazado por encontrarse en el centro de una zona núcleo. Las otras dos concesiones de explotación, se encuentran dentro de la zona de amortiguamiento y no se tiene conocimiento de intentos de aprovechamiento. 5.2. Social y Económico · Desarrollo desordenado de actividades productivas y del crecimiento urbano, por falta de un programa rector en donde se regulen dichas actividades y se involucre a los municipios en la elaboración y operación de sus planes de desarrollo. Esto propicia una demanda creciente y acelerada de recursos como agua, materiales de construcción y alimentos. · Desarrollo desordenado de actividades turísticas que generan impacto ambiental, (contaminación, erosión, deterioro paisajístico, etc.), extracción de flora y fauna silvestre, restricciones ilegales al acceso y uso público en zonas federales, y encarecimiento de productos, bienes y servicios. · Concentración de turismo en áreas en las que se desconoce la capacidad de carga y el impacto real sobre el medio. · Falta de coordinación entre entidades gubernamentales, federales y estatales, y académicas para la implementación de programas y proyectos, ha originado que existan contradicciones entre las políticas de conservación y desarrollo. · Falta de aplicación de los instrumentos legales y normativos para el uso, aprovechamiento y manejo de los recursos naturales. · Uso inadecuado del fuego en la producción agrícola dentro del sistema tradicional de roza tumba quema y en el manejo de la ganadería, que provocan incendios forestales. · Elevada densidad poblacional con altos índices de marginalidad, que provoca una fuerte presión sobre los recursos naturales para la satisfacción de necesidades, con escasas o nulas alternativas productivas, de empleo, educación, salud y vivienda. · La concentración de tierras por parte de propietarios privados se generó con anteriores políticas gubernamentales de colonización, que actualmente se traducen en una mayor concentración de uso del suelo para actividades ganaderas y en menor medida para la agricultura y el aprovechamiento forestal. · Pérdida de conocimientos tradicionales en el manejo de los recursos naturales, fomentado por la introducción de paquetes tecnológicos que desplazaron los modelos indígenas, lo que provocó la desvalorización de la cultura indígena en general con la consiguiente pérdida de costumbres y tradiciones relacionadas con su entorno natural. · Irregularidades en la tenencia de la tierra por la existencia de procesos inconclusos de resoluciones agrarias (dotaciones ejidales), que generan incertidumbre y tensión social y afectan directamente los recursos naturales, por invasiones, deforestación, caza ilegal, cambio de uso del suelo, conflictos sociales, entre otros. · Falta de conocimiento y educación ambiental en general y en particular, sobre la importancia de los valores biológicos y ambientales de la Reserva, así como de la normatividad ambiental y de áreas naturales protegidas. · Prevalece una visión depredadora y consuntiva de los recursos naturales por parte de los pobladores locales. 5.3. Presencia y Coordinación Institucional Desde 1967, con la fundación de la Estación de Biología Tropical de la UNAM, se inicia un proceso permanente de presencia institucional para la investigación, educación y, posteriormente, la administración pública. La importancia y riqueza biológica de la zona es foco de atención para la investigación nacional e internacional, por lo que instituciones financieras han destinado sumas importantes de recursos económicos para tal objetivo, añadiendo componentes sociales y culturales. Las instituciones que tienen presencia y con la cual se ha establecido coordinación para la administración de la Reserva son: a nivel federal, SEDESOL, SEMARNAT (CECADESU, CONAFOR, PROFEPA), SECTUR y SRA (Procuraduría Agraria, Registro Agrario Nacional). A pesar de la compatibilidad de programas, objetivos, acciones y actividades, se busca establecer coordinación con instituciones como CNA, SCT, INEGI, SM, SEDENA, SAGARPA, CONAPI (Comisión Nacional para la Atención de Comunidades y Pueblos Indígenas, antes INI), con las cuales hacer efectivas y eficaces las acciones a desarrollar dentro de la Reserva. A nivel estatal, la vinculación con instituciones se ha establecido de forma permanente con: Subsecretaría de Desarrollo Social y Humano; Subsecretaría de Gobierno; Secretaría de Desarrollo Regional (específicamente con la Coordinación de Medio Ambiente); Instituto Veracruzano para el Desarrollo Rural; Secretaría de Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (con la Dirección General de Desarrollo Forestal), y con la Comisión Estatal de Protección al Ambiente. En relación a las organizaciones no gubernamentales, se ha logrado establecer una estrecha coordinación con: el Instituto de Ecología, A.C.; con el Proyecto Sierra de Santa Marta, A.C.; Desarrollo Comunitario de Los Tuxtlas, A.C.; Senderos para el Desarrollo Alternativo, A.C.; PRONATURA, A.C.; Anfitriones y Anfitrionas Ecológicos de Los Tuxtlas, S.C.; Mok Cinty, SPR; Cielo, Tierra y Selva, SSS; Hom Suhk, SSS, entre otras. Además con instituciones de investigación y educación como la UNAM y la Universidad Veracruzana (Instituto de Investigaciones Biológicas e Instituto de Investigaciones Neuroetológicas). 5.4. Gestión y Consenso del Programa La elaboración del Programa de Conservación y Manejo de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas a contando con la participación de los pobladores y autoridades de la región desde las primeras etapas de su desarrollo. Y una vez concluido fue sometido a su consideración, mediante la realización de consultas públicas, efectuadas en Catemaco, Costa de Oro, San Andrés Tuxtla, San Pedro Soteapan y Barra de Sontecomapan, en el periodo comprendido entre abril y noviembre de 2004. El apoyo de las comunidades y de las dependencias de los tres órdenes de gobierno para la instrumentación de este Programa de Conservación y Manejo, constituyó una constante determinante en las decisiones integrales de referido programa. Este apoyo dado por los pobladores de la Reserva ha permitido instrumentar actividades y acciones enfocadas a la conservación de los recursos naturales. 6. SUBPROGRAMAS DE CONSERVACION El Programa de Conservación y Manejo conceptualizado como el documento rector y de planeación del área natural protegida, establece las acciones mediante las cuales se pretenden alcanzar los objetivos de conservación y manejo de los ecosistemas y su biodiversidad, apoyados en la gestión, investigación y difusión; integrando, además, los mecanismos y estrategias necesarias para el adecuado manejo y administración del área, en congruencia con los lineamientos de sustentabilidad que establecen el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, el Programa Nacional del Medio Ambiente y el Programa de Trabajo de la CONANP. En el presente Programa se desarrollan seis subprogramas, cada uno de los cuales a su vez está conformado por componentes, estableciéndose para cada uno de ellos los objetivos, metas, actividades y acciones específicas, derivados del diagnóstico de la situación actual de los ecosistemas del área, de su biodiversidad y del análisis de la problemática y necesidades existentes en la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas. Se presenta además, el cronograma de actividades en donde se establecen los plazos de ejecución de cada acción. En muchos casos, las acciones de un componente son complementarias a las actividades de otros. Los subprogramas de conservación son: 1.- Protección 2.- Manejo 3.- Restauración 4.- Conocimiento 5.- Cultura 6.- Gestión Los plazos para el cumplimiento de las acciones son: C: Corto plazo: 1 a 2 años M. Mediano plazo: 3 a 4 años L. Largo plazo: 5 a más años P. Permanente: esfuerzo continuo 6.1. SUBPROGRAMA PROTECCION La conservación de la biodiversidad es uno de los aspectos más importantes para la expedición de la declaratoria de Los Tuxtlas como Reserva de la Biosfera, por lo que en este subprograma se abordan los criterios de protección necesarios para asegurar la permanencia de los procesos naturales y la diversidad de las especies. La Reserva alberga 68 especies de flora con estatus de riesgo (amenazadas, sujetas a protección especial o en peligro de extinción), así como tipos de vegetación, fenómenos y procesos ecológicos peculiares; además se presentan 26 de las 41 especies arbóreas exclusivas de las selvas húmedas de la vertiente del Golfo y del Caribe. La fauna presenta una gran diversidad y numerosos endemismos, con presencia de especies neotropicales y boreales, principalmente aves migratorias. No obstante, que ha sido una de las zonas de selvas tropicales más estudiadas, aún queda mucho por conocer y lo que es más importante, deben tomarse medidas para conservar estos recursos a través de la preservación de los hábitats, prevención de contingencias y mantenimiento de las poblaciones y los recursos bióticos. Objetivos generales · Permitir el mantenimiento de los procesos ecológicos mediante la protección de los ecosistemas, hábitats y recursos naturales presentes en el área. · Proteger y conservar la biodiversidad de la Reserva mediante el establecimiento de mecanismos de control y vigilancia que eviten la extracción ilegal de recursos naturales, la introducción de especies y la ocurrencia de fenómenos y contingencias ambientales. · Contrarrestar los procesos o acciones que atenten contra la conservación de los recursos en la Reserva, a través de la participación e intervención institucional y social. Estrategias · Ejecutando las acciones de inspección y vigilancia necesarias para verificar el cumplimiento de la normatividad establecida en la legislación vigente, el Decreto de Creación del ANP, las autorizaciones que se otorguen y lo dispuesto en el presente Programa de Conservación y Manejo. · Fortaleciendo la coordinación interinstitucional para apoyar la vigilancia del ANP. 6.1.1. Componente Inspección y vigilancia El cumplimiento de las disposiciones legales aplicables al uso de la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas es imprescindible para lograr su conservación y manejo. Este cumplimiento podrá alcanzarse a través de una estrategia que combine la inspección y la vigilancia con un programa intensivo de fomento de la participación de los habitantes y usuarios. En la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas se desarrollan actividades de aprovechamiento de los recursos naturales, tanto por los habitantes como por parte de usuarios provenientes de la zona aledaña, generando la problemática de aprovechamiento ilegal de los recursos como la caza furtiva, uso de artes de pesca prohibidos, extracción de especies de flora y fauna, turismo desordenado, aprovechamiento irregular de materiales pétreos e instalación ilegal de infraestructura de comunicaciones y transportes. Objetivos particulares · Lograr la protección de los ecosistemas, su biodiversidad y recursos naturales mediante actividades de supervisión y vigilancia, la aplicación de la normatividad ambiental vigente, la vigilancia participativa comunitaria y la coordinación interinstitucional dentro de la Reserva de la Biosfera. · Lograr la participación de los actores locales, de los tres niveles de gobierno y de la sociedad en general, para la vigilancia de los recursos naturales de la Reserva mediante la instalación y operación de comités de vigilancia participativa. · Prevenir y evitar los efectos negativos provocados por fenómenos naturales, a través de la implementación de un programa de inspección y vigilancia permanente en la Reserva. Metas y resultados esperados · Mantener el 80 % de la cobertura forestal existente en la Reserva a través de contener paulatinamente el deterioro de los recursos naturales ocasionados por actividades humanas. · Contar con un programa permanente de inspección y vigilancia para la Reserva. · Contar con un programa específico de inspección y vigilancia de especies de flora y fauna en riesgo, carismáticas o de especial relevancia para la Reserva. · Contar con un sistema de señalización que apoye la inspección y vigilancia en la Reserva. ·
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